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Viernes 1 de junio.- Los zombis no existen. O al menos es lo que habíamos pensado hasta la semana pasada, cuando un hombre atacó a otro y le comió la cara en la ciudad de Miami, en Florida. Desde entonces, las especulaciones comenzaron.
En años recientes el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) ha publicado algunas "advertencias de zombis", las cuales en realidad han sido trucos publicitarios para crear conciencia sobre los preparativos por si ocurren desastres.
Sin embargo, el pasado jueves esa agencia encontró necesario anunciar oficialmente que estas criaturas no existen. "El CDC no tiene conocimiento de ningún virus o condición que le devuelva la vida a los muertos o que provoque síntomas de zombi", enfatizó el portavoz del CDC, David Daigle, en un comunicado a la publicación digital The Huffington Post.
A pesar de los recientes incidentes en los cuales seres humanos se han comido la piel de otros, los cuales mantienen la humanidad en un ataque de pánico, no se conocen las causas para que un ser humano desarrolle estos síntomas o características.
Inclusive, Daigle descartó y catalogó como ficción el virus conocido como síndrome neuro-degenerativo atáxico de deficiencia de saciedad, el cual alegadamente, nada más, ni nada menos, causa síntomas similares a los de los zombis.
¿A quién le vamos a creer? Lo único de lo que podemos estar seguros es de que están sucediendo cosas muy extrañas y debemos estar alertas y ser muy precavidos. Uno nunca sabe de dónde va a salir un loco de éstos.
El desmentido se dio porque se presentó un segundo caso de canibalismo:
Un estudiante universitario de 21 años acusado de matar a un compañero de apartamento reveló a la policía que se comió el corazón de la víctima y parte de su cerebro después de que murió. Ocurrió en la ciudad estadounidense de Maryland y es el segundo caso de antropofagia en menos de una semana en ese país.
Alexander Kinyua ocultó la cabeza y manos de la víctima en el cuarto de lavado del sótano de la casa de su familia en un suburbio de Baltimore y el resto del cuerpo desmembrado lo arrojó a un contenedor situado en las cercanías de su domicilio, según la oficina de la policía del condado de Harford. Kinyua, un estudiante de la Universidad Estatal Morgan, fue acusado en mayo de otro ataque en el que la víctima fue brutalmente golpeada pero sobrevivió.
Kinyua, oriundo de Kenia y estudiante de ingeniería eléctrica, es acusado de asesinato en primer grado y otros cargos por la muerte del ghanés Kujoe Bonsafo Agyei-Kodie, de 37 años. El juez no le otorgó la libertad bajo fianza.
Alexander Kinyua admitió haber matado y luego comido partes de Kujoe Bonsafo Agyei-Kodie (a la derecha).
Su defensor público no devolvió una llamada en busca de comentarios, y un correo de voz dejado en el hogar de Kinyua no fue devuelto.
Monica Worrell, la vocera de la policía del condado, dijo que el médico legista del departamento aún no ha identificado oficialmente las partes humanas, pero las autoridades creen que pertenecían a Kodie, quien fue reportado desaparecido el 25 de mayo. Su teléfono celular y su cartera fueron encontrados en la vivienda e inicialmente se le dijo a la policía que había salido a correr.
El martes, el padre de Kinyua, Antony Kinyua, llamó a los detectives y reportó que otro de sus hijos, Jarrod, encontró lo que creía eran restos humanos en la casa donde vivían en Joppatowne.
Jarrod encontró dos latas que tenían en su interior una cabeza y dos manos humanas. La policía informó que Jarrod confrontó a su hermano, quien dijo que los restos eran de animales.
De acuerdo con los documentos de la acusación, Jarrod y su padre bajaron al sótano, donde Jarrod “notó que los artículos que había visto ya no estaban y Alex Kinyua estaba limpiando el contenedor en el que los encontró”.
Los detectives obtuvieron una orden de registro y hallaron la cabeza y manos en la casa. La policía indicó que Alexander Kinyua admitió haber matado a Kodie al cortarlo con un cuchillo y se comió su corazón y parte de su cerebro.
El ataque se registra la misma semana en que un hombre de 31 años, Rudy Eugene, se comió el rostro de otra persona cerca de una transitada carretera en Miami y no se detuvo hasta que un policía lo mató de un disparo. La víctima, identificada como Ronald Poppo, un indigente de 65 años, se encuentra en condición crítica y quedará desfigurado de por vida (ver también Droga sintética induce al canibalismo).