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MILÁN, Italia, 2 de junio.- Benedicto XVI dijo hoy que el Estado debe estar al servicio de la persona, empezando por "el derecho a la vida, que jamás puede ser suprimida deliberadamente", y de la familia, "basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer".
El Pontífice hizo estas manifestaciones durante el encuentro que mantuvo con las autoridades milanesas, empresarios, trabajadores y mundo de la cultura y la educación de la región lombarda en la sede del Arzobispado de Milán, donde se aloja durante su estancia en esta ciudad norteña italiana con motivo del VII Encuentro Mundial de las Familias, que preside.
El capitán del Inter, Javier Zanetti, le obsequió al Papa la camiseta número 16 con la inscripción 'Benedetto.' Zanetti acudió acompañado por su mujer, Paula, y sus tres hijos: Sol, Ignacio y Tomas, este último nacido hace menos de un mes. El Pontífice besa al bambino.(La Repubblica)
Durante el encuentro, transmitido en directo por el Centro Televisivo Vaticano CTV, el Papa dijo que aunque la concepción del Estado confesional está superada, sus leyes deben encontrar justificación y fuerza en la ley natural, "que es el fundamento de un orden adecuado a la dignidad del ser humano".
"El Estado está al servicio y a la tutela de la persona, de su bienestar en sus múltiples aspectos, comenzado con el derecho a la vida, que jamás puede ser suprimida deliberadamente", manifestó.
El Obispo de Roma agregó que el Estado tiene que reconocer la identidad propia de la familia, "basada en el matrimonio entre un hombre y una mujer, abierta a la vida" y el derecho primario de los padres a la libre elección de la educación y formación de sus hijos, "según el proyecto educativo que consideren válido y pertinente".
"No se hace justicia a la familia si el Estado no sostiene la libertad de educación para el bien común de toda la sociedad", subrayó el Papa. Benedicto XVI abogó por una "constructiva" colaboración entre el Estado y la Iglesia, sin que haya confusiones sobre el papel de cada uno, para afrontar el tiempo de crisis que atraviesa en estos momentos parte del planeta.
Un rebosante estadio de San Siro.
El papa Ratzinger se refirió a los gobernantes y dijo que la principal cualidad de quien gobierna es la justicia, "virtud pública por excelencia, porque afecta al bien de toda la comunidad".
También se refirió a la libertad, de la que dijo "no es un privilegio para algunos, sino un derecho para todos, un valioso derecho que el poder civil debe garantizar". Asimismo, se refirió a la laicidad del Estado y dijo que éste debe garantizar la libertad "para que todos puedan proponer su visión de la vida común respetando a los demás y en el contexto de las leyes que miran al bien común".
Antes de reunirse con los representantes de la sociedad milanesa, el Papa mantuvo un encuentro con el cardenal Carlo María Martini, de 85 años, los mismos que él, que fue arzobispo de Milán y en el cónclave que le eligió pontífice fue uno de los votados.
Ante una multitud de 350 mil fieles en el enorme aeropuerto Brezzo de Milán, el Papa culminó una jornada en la que reiteró las posiciones tradicionales sobre el aborto, la castidad, la eutanasia, el divorcio y el celibato de los sacerdotes. Benedicto XVI respondió a preguntas de grupos familiares y a una familia brasileña, los Araujo, que le pedían cómo actuar ante el sufrimiento de los católicos divorciados vueltos a casar , les insistió en negar cualquier cambio en un tema que preocupa a muchas jerarquías.
Benedicto XVI dijo que era necesario estar junto a estos católicos que no pueden recibir los sacramentos de la confesión y la absolución por estar en pecado. “Ellos forman parte de la Iglesia”, explicó, y “aunque no puedan materialmente recibir la Eucaristía, pueden espiritualmente vivir sus beneficios”.
El Papa se despidió de la multitud recordando que hoy en la mañana presidirá en el mismo lugar la misa en la que se espera participe alrededor de un millón de fieles y que clausurará el séptimo Encuentro Mundial de las Familias.
En un encuentro durante la tarde con las autoridades civiles en la sala del trono del palacio arzobispal, Benedicto XVI dijo que “el Estado está llamado a reconocer la identidad propia de la familia, fundada en el matrimonio abierto a la vida”. Las leyes del Estado “no pueden reconocer el aborto y la eutanasia”, porque “el Estado está al servicio y tutela de la persona”, comenzando por el derecho a la vida, de la cual nunca puede ser consentida la deliberada supresión”.
El Pontífice reiteró que las leyes del Estado se justifican sólo en la fuerza de la ley natural. Agregó que “no se rinde justicia a la familia si el Estado no sostiene la educación por el bien común de la entera sociedad”.
Por la mañana, en un encuentro con cinco mil sacerdotes y religiosas en el Duomo (catedral) de Milán, Benedicto relanzó el valor del celibato sacerdotal y del voto de castidad de los curas y monjas . Ambos “son un signo luminoso de caridad pastoral y de un corazón que no se divide”.
El Papa insistió en todos sus encuentros en los valores tradicionales de la Iglesia. En el estadio de fútbol de San Siro, donde juegan el Inter y el Milan, los dos grandes equipos de la ciudad, Joseph Ratzinger se dirigió a 70 mil chicos que este año hacen o harán su confirmación.
El histórico capitan del Milan, Franco Baresi, le regala a Benedicto una camiseta rossonera.
“Queridos jóvenes, les digo con fuerza: tiendan a los altos ideales, sean santos ”. Se preguntó si se puede ser santos a una edad tan joven. “Les respondo: ciertamente. La santidad es la vía normal del cristiano, no está reservada a pocos elegidos”. En un entusiasta ambiente festivo, grupos juveniles improvisaron coreografías en el campo de juego. El Papa sonriendo los arengó desde el palco: “¡En este famoso estadio de fútbol hoy los protagonistas son ustedes!” Un chico habló en nombre de todos: “Para nosotros es muy lindo poder recibirte en este estadio donde juegan nuestros campeones y queremos decirte que eres el campeón más grande . También el entrenador del inmenso equipo de la Iglesia”.
El Papa pidió también a los jóvenes que “sean generosos y ayuden al prójimo. El egoísmo es enemigo de la alegría”.