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Tres estrellas
Como era de esperarse, ha llegado una nueva película de la franquicia Transformers, que recientemente rescatara el comercialísimo productor Michael Bay. Este conjunto de películas se basan en las famosas caricaturas que en los años 80 fueron la sensación. Se trata de una saga de robots extraterrestres que tienen la capacidad de transformarse en vehículos y aviones a modo de camuflaje.
El furor por los robots transformables regresó también a manera de figuras de acción dándole grandes ganancias a la empresa Hasbro —que participa en la producción del filme. Quien halla sido niño en los 80’s tendrá como referente obligado a los Transformers y por lo menos llegó a tener uno de estos muñecos que satisfacían la gran fantasía de todo peque: tener 2 juguetes en uno, el tradicional cochecito o avioncito y un amenazante robot proveniente del espacio. ¡Que recuerdos!
En una época con mayores avances tecnológicos, donde el cine ha desarrollado el poderío de los efectos digitales, hoy es posible hacer un filme sobre los Transformers que pueda mostrarnos espectaculares batallas libradas en nuestro mundo. Seamos honestos, en los 80’s los resultados no hubieran sido tan buenos. No todos los directores eran como Georges Lucas. Si no recordemos esa deplorable adaptación fílmica de He-man y los amos del universo. Por eso los Transformers están más vivos que nunca.
Gracias a los trucos de computadora, Michael Bay logra una secuela que supera los niveles de espectacularidad de su predecesora. Transformers: la venganza de los caídos es un filme que logra resarcir errores pasados y promete cierta mejoría en la saga. De sobra se sabe que Bay es un productor con una gran visión comercial, que nunca ha estado interesado en hacer cine de autor y mucho menos en rodar una película que invite al pensamiento, al análisis o la reflexión. Eso no significa que esté mal. Finalmente cada quien sabe lo que quiere y que lugar busca tener en la historia del cine. Además, en el mundo del celuloide hay cabida para diferentes ópticas. No todo debe ser Ingmar Bergman o Andrei Tarkovski, también hay espacio para el cine de fácil visionado, entretenimiento vacío y simplemente lúdico. Ese que Roman Gubern llama acertadamente como “chicle audiovisual” porque se masca, se disfruta el sabor, pero al final se escupe y nunca se traga. Michael Bay es uno de los chicleros audiovisuales por excelencia.
En la primera película, los autobots (robots buenos) vencen a los decepticons (robots malos) en una guerra por apoderarse de un artefacto llamado “la chispa”, un cubo que significa la fuente de poder de los robots. En esta segunda entrega los decepticons planean una venganza en contra de los autobots: resucitar a Megatron —líder decepticon— y activar una antigua máquina que exterminará la vida en la tierra. Estos actos están dirigidos por Prime, el verdadero jefe de los malvados, que no habíamos conocido hasta este filme. Para detenerlos, los autobots necesitarán —nuevamente— la ayuda de Sam Witwicky (el carismático Shia LaBeouf). A su vez, Sam requerirá la asistencia de nuevos y viejos amigos.
La historia es tan simple como la primera y no hay que ser muy versado para imaginarse cual será el desenlace de la misma. Sin embargo hay mejorías en comparación con la anterior. Para empezar, la historia le da más peso a los enfrentamientos entre autobots y decepticons, y el ejército norteamericano ya no juega un papel protagónico en las batallas —como ocurría en el primer filme. Otro alivio es que el guión se aboca principalmente en la trama principal y evita distraerse con subtramas. Recordemos que en la primera película se le daba un peso sobrado a la subtrama del Major Lennox, sin integrarse totalmente a la estructura central. Pero la equivocación de esta vez, es un conjunto de secuencias que retrasan mucho la narración; específicamente a partir de que los héroes se embarcan en la tarea de descifrar unos extraños símbolos. Era necesario hacerle un par de cortes en edición para evitar que el metraje se sintiera tan flojo en el punto medio.
De entre los nuevos ingredientes de esta historia está el apostar más por la comedia. Su sentido del humor presenta altibajos, a veces es muy atinado y a ratos bastante ingenuo —evidente recurso para atraer al público infantil. Pero como se busca ampliar el rango de edades entre consumidores, también hay elementos para adolescentes: una historia de universitarios, mujeres sexis posando y las ineludibles persecuciones en lujosos vehículos.
De los puntos más criticables de la cinta es precisamente la visión tan sexista de las figuras femeninas. Funcionan únicamente bajo dos esquemas: objeto sexual o madre irritante. Si usted analiza al personaje que interpreta la guapa actriz Megan Fox —Mikaela Banes— se dará cuenta que narrativamente no sirve para nada. Es simplemente un accesorio cachondo que acompaña al protagonista por todo su recorrido. De hecho, casi todas las escenas de Fox se desarrollan en una ligera cámara lenta y más que actuar parece estar posando para Playboy.
Otro pecado del director es perder la medida en el uso de efectos digitales y la mayoría de las imágenes están recargadas de ellos, llegando a niveles de barroquismo donde los fotogramas quedan casi invadidos por un amasijo de fierros y luces en movimiento. Es todo un despliegue de parafernalia técnica que, aunque excesivo, no puede dejar de reconocerse que impresiona.
El argumento tiene una esencia caricaturesca y bien podría tomarse para una película animada. Sin embargo, La venganza de los caídos representa una mejoría de la franquicia. Su abierto nivel de superproducción encuentra en los efectos especiales su mayor fortaleza. Un chicle audiovisual muy bien hecho a nivel formal y que vale pena masticar un rato.
Enemigos Públicos
Sin duda esta será una gran película. El director es Michael Mann, creador de la magistral cinta El último de los Mohicanos. Además un gran actor como protagonista: Johnny Depp. Enemigos públicos retoma un interesante movimiento fílmico conocido como “cine negro”. La mejor recomendación de esta semana y nuestro próximo tema de análisis.
La era del hielo 3
Una opción más para entretener a los niños. Espero que la Era del hielo 3 sea tan divertida como la segunda y no signifique un retroceso creativo en un deseo desesperado por seguir ganando dinero.