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El legislador acusa a la gobernadora y al secretario de gobierno del Estado del atentado que sufrió.
El diputado estatal y ex representante del gobierno del Estado en la Ciudad de México, Ismael Peraza Valdés, responsabilizó a la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco y al secretario de Gobierno, Víctor Sánchez Álvarez, del intento de asesinato que sufrió. Fue agredido por dos sujetos que se identificaron ante él y ante testigos como judiciales.
Previo a su ingreso a cirugía, el diputado, con el brazo izquierdo enyesado por la fractura expuesta —ocasionada por los golpes con tubos— Ismael Valdés alcanzó a decir, en improvisada rueda de prensa en la Clínica Mérida, que los judiciales lo venían siguiendo y al detenerse a preguntarles por qué lo seguían, los agentes, tripulantes del Tsuru blanco con placas DFJ-9900, lo atacaron con tubos.
Agregó que el objetivo era golpearlo en la cabeza, pero alcanzó a meter el brazo para protegerse, lo que ocasionó que le partieran la extremidad superior en 2 pedazos.
—Al romperse mi antebrazo, salí corriendo en sentido contrario de donde estaba estacionada mi camioneta. Entonces, los vecinos comenzaron a salir y a gritar: "¡lo matan, lo matan!"
—Lo que más me impresiona no es el odio y el rencor con el que me atacaron, sino que hayan tirado a matarme con un tubo de fierro.
A pregunta de los reporteros sobre a quién consideraba responsable del ataque, Ismael Peraza respondió con otra pregunta: "¿Quién tiene la fuerza pública y a los judiciales? ¡El gobierno del Estado!", se respondió a sí mismo.
En medio de reporteros, pacientes y curiosos, los dos testigos de la agresión a Ismael Peraza Valdés —y quienes evitaron que la agresión se tornara más grave— narraban una y otra vez lo sucedido con el diputado.
—Mi amigo y yo vimos que un Tsuru blanco seguía a una camioneta y en la bicicleta los seguimos. Mi amigo llegó primero que yo y se metió a defender al conductor del otro vehículo.
—Cuando me acerqué —comentó el otro testigo— los tipos que se identificaron como "judiciales" me dijeron que no me metiera, que lo estaban deteniendo porque asesinó a un niño. Pero el señor gritó que no era cierto.
—Al ver que mi amigo y yo no nos íbamos me enseñó una de sus armas que tenía en la cintura, pero aún así no me moví.
Destacó que los judiciales huyeron y entonces pudieron auxiliar al herido.
Ambos testigos, vendedores del rumbo de Pacabtún donde se cometió la agresión, comentaron que no tenían idea de a quién estaban ayudando y mucho menos se imaginaron quién podría estar atrás de la agresión.
Aunque se mostraron renuentes a ser fotografiados y a dar sus nombres, los testigos señalaron que sí apoyarán con su testimonio la denuncia de Ismael Peraza.
—Tenemos miedo por lo que pudiera pasarnos, pero aún así creo que estamos haciendo lo correcto —dijo uno de ellos
El ingreso de Ismael Peraza a la Clínica Mérida generó diversas versiones en los medios de comunicación: que fue atropellado en algún sitio de la ciudad, que fue atacado a la salida de su domicilio, que el hecho se dio mientras se dirigía a su hacienda en Tixpéual; pero los testigos narraron que todo sucedió en las cercanías del parque de béisbol de Pacabtún, alrededor de las 10:30 de la mañana.
De acuerdo con colaboradores del diputado, éste era seguido desde diciembre pasado por diversos vehículos y que la orden que tenían los judiciales del Tsuru blanco era de matarlo, "ya que en otro caso, los vigilantes del diputado no hubieran respondido con la saña con la que lo atacaron".
—Le está llegando el agua al cuello a la gobernadora y como ya no sabe qué hacer, por eso recurre a este tipo de acciones —comentó uno de los colaboradores de Ismael Peraza.
A mediados de diciembre pasado, Artículo 7 publicó que el funcionario renunció a la representación del gobierno del Estado de Yucatán en la Ciudad de México para regresar al Congreso del Estado a desempeñarse como diputado por el distrito V.
Según dio a conocer en aquella ocasión, su renuncia se debió a la necesidad de ser congruente con su ideología y con la gente que confió en él.
Desde antes de su llegada a Mérida, sus colaboradores temieron que Peraza Valdés pudiera ser víctima de una agresión, la que finalmente se concretó unos cinco meses después de su renuncia al gobierno estatal. L.I.