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Entregada al derroche y a la egolatría, dedicada a la fiesta, bien dispuesta a pagar los altísimos costos -económicos y políticos- de una estrategia mediática, a la Gobernadora de Yucatán se le presentó ocasión singular de lucimiento con la celebración del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución. Oportunidad que ni mandada hacer para multiplicar los festejos masivos a los que ya nos tiene acostumbrados la Ñora del Justam, oportunidad única para volcar las arcas en festejos populacheros y en obras "de relumbrón", como sólo ella sabe hacerlo.
Pero no, en Yucatán no habrá espectáculos multimedia -como en el D.F.-, ni Expo-Bicentenario -como en Guanajuato. En Yucatán no tendremos, como en otros estados, Ciudad del Bicentenario.¡¡Vaya, ni siquiera la avenida que se nos prometió!!
Contra toda lógica y contra cualquier pronóstico, la Ñora del Justam no pudo, no quiso y no supo armar un programa atractivo para que en Yucatán se celebraran también el Bi y el Centenario. El Síndrome de la Rechifla la hizo recurrir a la popularidad de una figura de los tablados, como es Juan Gabriel, para PROTEGER la realización del evento tradicional del Grito. El Ayuntamiento, que tampoco da pa' más, ya contrató a Eli Guerra y a Sasha Sokol, ¿qué les parece la imaginación de nuestras gobernantas? A eso se limitarán las fiestas por el Bicentenario de la Independencia en Yucatán y por el mismo rumbo van las conmemoraciones del centenario de la revolución.
No se tuvo el talento necesario para diseñar una estrategia que dejara huella en la sociedad yucateca. Tampoco se tuvo la capacidad, ni la voluntad, para conjugar eventos y obras que, juntos, revistieran con decoro unas fechas que no deben pasar inadvertidas en el ánimo ciudadano, menos aún si se consideran las condiciones de incertidumbre que vive nuestro país.
Tampoco se tuvo el dinero para cumplir con las chen-obras que la Gobernadora anunció, confirmó, ratificó y hasta puso "primeras piedras": la Ciudad del Conocimiento; el teatro Mayapán; la Avenida del Bicentenario; el Parque Metropolitano del Sur; el Museo de la Civilización Maya y el Museo del Pueblo Maya; la Rotonda de las Mujeres Ilustres; la Biblioteca del Bicentenario y el nuevo Centro de Convenciones y Exposiciones. Nada, ninguna de esas obras se terminarán a tiempo y las que no queden relegadas en el arcón de las "declaraciones de banqueta" no responderán a las aspiraciones transformadoras con que fueron pensadas.
Todo quedará en el MEGACARREO de Juan Gabriel y en las toneladas de pólvora que se quemen esa noche.
Está demostrado y confirmado que este Gobierno de la Nueva Mayoría es muy capaz para realizar acarreos y es buenísimo para poner a bailar a miles de parejas jaraneras. Pero no le pidan más. Nada con los proyectos a mediano plazo o que requieran un mínimo de planeación y de disciplina administrativa. Nada qué ver con la transformación del estado o con la siembra de oportunidades con visión de futuro. Noooooo, asistencialismo puro, derroche con fines electoreros y de promoción personal.
¡¡Lástima para Yucatán!! La Seño de los Cochis pudo ligar su nombre y hasta su artificial figura a una rememoración histórica y no supo hacerlo. Como diría un clásico del manejo mediático, "El Perro" Bermúdez: ¡¡la tenía, era suya ... y la dejó ir!!