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Por: Francisco Martín Moreno
Con el ánimo de tratar de entender uno de los orígenes de la actual catástrofe económica, sería altamente conveniente conocer el destino de los cientos de miles de millones dólares que empezamos a captar durante el gobierno de López Portillo, cuando administramos la abundancia... Si desde 1980 aceptamos una plataforma petrolera conservadora de un millón de barriles promedio al día a lo largo de casi 30 años, o sea, casi 11,000 días y éstos los multiplicamos por dicho número de barriles, el cálculo nos arroja 11,000 millones de barriles producidos en dichas tres décadas, por lo que a un precio conservador de US$20 por barril, llegamos a un gran total de US$220 mil millones. ¿Verdad que el dinero no se ve en obras faraónicas de infraestructura ni en grandes universidades ni en tecnológicos ni en apoyo al campo ni en la pequeñas y medianas empresas, ni mucho menos en los 45 millones de mexicanos sepultados en la miseria? ¿Y las remesas por el mismo período? Y, sin embargo, estamos quebrados de punta a punta...
El déficit presupuestal alcanzará para el 2010 la cifra escalofriante de $300 mil millones, entre otras razones, porque vivimos irresponsablemente del petróleo en los últimos 30 años. Cuando el petróleo se empezó a agotar, las finanzas publicas se desplomaron. Así de fácil. La respuesta del gobierno consistió en incrementar los impuestos y reducir el tamaño obeso del sector público. Aumentar la recaudación y adelgazar al monstruo burocrático eran prioridades de buen tiempo atrás.
Además de aumentar la base de contribuyentes en un país con más de 40% viviendo en la informalidad, es conveniente atacar de frente, con políticos talentosos y valientes de los que ya no existen, el escandaloso subsidio a los precios de las gasolinas, al gas natural licuado y la electricidad para uso doméstico, cantidad que se eleva en su conjunto a más de $250 mil millones, casi el importe mismo del orificio fiscal. ¿No declaró Calderón que estaba dispuesto a inmolar su imagen política e histórica por el bien de la patria? Pues ésta es la mejor coyuntura para hacerlo. Yo pongo la pira y la leña verde. ¿Que vendrá la burbuja inflacionaria por sólo un año? ¡Que venga! ¿Que se producirá un terrible malestar entre los automovilistas, unos privilegiados? ¡Que se produzca! Al fin y al cabo al sector transportista se le puede conceder un tratamiento preferencial transitorio. ¿Que el sindicato de electricistas que también tiene secuestrado al país, tomará las calles? ¡Para eso tiene el Estado el monopolio de la fuerza, para imponer coactivamente sus determinaciones en beneficio de las mayorías! Si hubiera buena política se cancelaría el subsidio a las gasolinas que curiosamente beneficia a quienes más tienen. ¿Adiós al subsidio a las gasolinas? Pues bien, ¡adiós a la mayor parte del déficit...! ¿Que las delegaciones federales en cada Estado de la República, cuestan otras decenas de miles de millones de pesos? ¡A recortar, al menos, una parte del gasto de las delegaciones! ¿Qué cada voto electoral cuesta 16 veces más que e Brasil? ¡Pues a recortar los subsidios a los partidos políticos, al TRIFE, al IFE, al Poder Legislativo, —uno de los grandes causantes de la parálisis nacional! ¿Que no pasarán las propuestas? ¿No...? Pues al menos que ahí quede la evidencia de una intención política enérgica y valiente, por un lado, y, por el otro, a cambiar a los interlocutores con las cámaras de representantes!
Si los subsidios al campo en los últimos 15 años valen $170,000 millones, ¿no se debería invertir en los servicios de apoyo necesarios para impulsar la intensificación y la productividad en la agricultura, en lugar de que una buena parte del esfuerzo financiero del gobierno vaya a dar al bolsillo de muchos líderes rurales o a las arcas de grandes empresas?
El populismo y la economía ficción aparecen invariablemente tomados de la mano. En el DF, tal vez la mitad de la recaudación del impuesto predial, se destina a subsidiar el precio de la importación del agua. El DF podría contar con muchos más recursos si enfrentara la realidad y cobrara el costo real del servicio. El metro no se ha ampliado hasta tener una red subterránea a la altura de las necesidades de ciudad más poblada del planeta, porque el boleto se vende a dos pesos en lugar de 12. ¿Cuánto cuesta el populismo si, además, los consumidores gastan más tiempo y dinero en el transporte de superficie?
Si el subsidio es una ayuda económica extraordinaria concedida por un organismo oficial para auxiliar a un sector específico de la economía, metafóricamente estaríamos hablando de una prótesis para que un minusválido pueda valerse por sí mismo. ¿Por cuánto tiempo la sociedad debe financiar la supervivencia del enfermo? Una economía será mucho más sana en la misma medida que prescinda de los subsidios. Nuestra economía requiere de diversas prótesis y sólo un gran terapeuta podría ayudarnos a prescindir de ellas. ¡Se busca a un terapeuta!