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México, 28 de noviembre.- Pasados 23 años de su polémica declaración sobre el sistema político mexicano, Mario Vargas Llosa vuelve a hablar del PRI.
Y lo hizo ayer, al llegar a México para participar en varios eventos y homenajes sobre su obra, antes de viajar el fin de semana a la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
En un diario de circulación nacional aparece una breve entrevista que cuestiona a Vargas Llosa si sostiene las mismas opiniones que expresó en México en 1990, durante el Encuentro Vuelta de intelectuales, cuando se refirió al PRI como “la dictadura perfecta”.
“¡Cuánto me alegro haberme equivocado!”, exclama Mario Vargas Llosa y esboza una sonrisa.
Hace 23 años acuñó que México era “la dictadura perfecta”. Ahora, en entrevista, revira.
—¿Se equivocó?—
¡No era perfecta! ¡Era imperfecta, felizmente! …Era una dictadura imperfecta y la prueba es que (hoy) no hay una dictadura en México.
–También dijo que le parecía un masoquismo colectivo que la gente votara por el PRI…
Yo no hubiera votado por el PRI, pero el PRI que ha asumido el poder, hay que reconocerlo, no es el mismo PRI de antaño. Este PRI está funcionando dentro de la democracia. Está respetando la democracia; está proponiendo reformas que me parecen bastante sensatas.
La democracia sí está echando raíces en México, hay que reconocerlo.
Mario Vargas Llosa está en México para participar en las festividades de “Viva Perú” y también para presentar su última novela, “El héroe discreto” (Alfaguara), que cuenta la historia de un próspero camionero de Piura, Perú, de nombre Felícito Yanaqué, quien es sujeto a una extorsión anónima.
Su negocio es quemado, una de sus amantes es presuntamente secuestrada, entre otras formas de presión para que ceda. Pero el camionero, fiel a una frase de su padre –”nunca te dejes pisotear por nadie, hijo”– resiste estoicamente. No cede.
El paralelismo con la vida real, la mexicana, golpea.
–La extorsión manda.
El fenómeno de la corrupción ha tomado proporciones que no tenía en el pasado. Por varias razones. Una por el narcotráfico, que representa una cantidad de recursos de tal magnitud que tiene una capacidad de infiltración en todos los ámbitos de la vida social. También hay un gran desplome de los valores, en general, de todos los valores. Valores culturales, estéticos, morales, cívicos, políticos y eso abre las puertas a la corrupción.
Si prevalece una actitud cínica frente al delito, si existe en muchas personas, en muchos ciudadanos, la idea de que “nadie es ladrón si todos somos ladrones”, el robo pierde, digamos, malevolencia, delictuosidad y se convierte en una actividad, de cierta manera, tolerable.
–¿No cree que la democracia es extorsionada? Los políticos dicen en campaña “o soy yo o viene la hecatombe”. Es un chantaje.
Es un chantaje… además mentiroso, no es la verdad.- (La Vanguardia)