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MEXICO, D.F., 11 de noviembre.- Joaquín Hernández Galicia, La Quina, nació el 12 de agosto de 1922.
Fue un sindicalista, el líder por varias décadas, por sí mismo, o a través de terceros, del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
El 10 de enero de 1989, el Ejército irrumpió en la casa del líder sindical en un hecho conocido como Quinazo.
Hernández Galicia fue condenado a 35 años de prisión por posesión ilegal de armas. Fue amnistiado en 1997.
Desde hace dos semanas había sido internado en un hospital del Sur de la Entidad por una enfermedad que al final lo llevó a la muerte.
Nació en la huasteca mexicana el 12 de agosto de 1922 y siempre estuvo ligado al Estado de Tamaulipas, tanto por haber vivido la mayor parte de su vida, como por haber edificado, desde Ciudad Madero, todo su poderío político, económico y afectivo.
Es fundador de Petróleos Mexicanos, empresa a la que ingresó en 1938, tras la expropiación petrolera decretada por el presidente Lázaro Cárdenas del Río.
Su dedicación al trabajo, pero sobre todo su liderazgo con sus compañeros de trabajo, lo llevaron a escalar posiciones estratégicas dentro del Sindicato Nacional de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM), hasta llegar a ser líder moral del gremio.
A partir de allí se le acusó de presuntas acciones de corrupción por haber formado una gran fortuna y acceder a diversas propiedades que un empleado petrolero no podría hacer con su salario de Pemex.
Su liderazgo duró muchos años a tal grado de llevar a ese Sindicato a ser el más poderoso de América Latina, incluso mucho más poderoso que el magisterio, por la cantidad de recursos que se manejan allí.
Su poder fue político. Se codeó con los gobernantes de la Entidad y, desde luego, con los presidentes del país, hasta la administración de Miguel de la Madrid Hurtado.
Llegó a comprar el equipo de fútbol Tampico-Madero, al que hizo campeón en 1986.
La afición cuenta que cada vez que ese equipo anotaba un gol en el estadio Tamaulipas, como festejo, La Quina y su alter ego, Salvador Barragán Camacho, arrojaban billetes a la afición.
El poderío de La Quina concluyó cuando el Presidente Carlos Salinas de Gortari lo mandó encarcelar por presunto acopio de armas y después se desató una serie de acusaciones por corrupción, abuso de poder y hasta asesinatos. En Los Pinos
En mayo del 2007, el ex dirigente del sindicato de trabajadores petroleros acudió a Los Pinos para alertar al entonces presidente Felipe Calderón de los riesgos de no combatir la corrupción en Pemex.
Entrevistado en la casa presidencial, Hernández Galicia aseguró que había suficientes pruebas para que el Gobierno actuara contra Carlos Romero Deschamps, actual secretario general del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana (STPRM).
Calderón no recibió a Hernández Galicia, sino entonces Alejandro Poiré Romero, director general de Análisis Político de la Presidencia.
Nacido en 1922, La Quina vivía en Tampico, Tamaulipas, tras salir de la prisión el 16 de diciembre de 1997.
Su caso, conocido como quinazo, cobró notoriedad luego de que en el Gobierno de Carlos Salinas de Gortari se le acusó, en 1988, de homicidio y acopio de armas.
Mario Ramírez Salas, brigadista en 1968 de la Facultad de Economía y ex guerrillero, afirmó que varios sindicatos, entre ellos el petrolero, habían mostrado su apoyo al movimiento.
Antes del mitin del 2 de octubre sostuvieron reuniones en la casa del entonces líder sindical Joaquín Hernández Galicia, alias La Quina, de quien, asegura, siempre tuvieron el apoyo moral y hasta económico.
En entrevista, relata su relación con La Quina.
¿Cuál fue su relación, cómo apoyó al movimiento estudiantil?
"Pues cuando íbamos a su casa juntaba a varios del sindicato de petroleros y todos nos expresaban su apoyo moral y como íbamos siempre de un lado a otro boteando , todos cooperaban con algo, él nos daba 100 ó 200 pesos".
Salir a divertirse ha sido siempre otra debilidad de los líderes sindicales, y si es a Las Vegas, mejor.
Joaquín Hernández Galicia lo sabía muy bien.
En Las Vegas los problemas quedaban atrás y el dinero parecía como agua entre las manos.
Por eso no era raro que, en una sola noche perdiera hasta un millón de dólares en el casino de un hotel, según se supo cuando La Quina cayó en desgracia.
Pese a ello, Jorge Díaz Serrano, ex director de Pemex, tenía una visión particular de La Quina.
"Era un hombre ordenado, trabajador, dedicado a su dirigencia petrolera"
Tras su liberación, se dedicó a la vida familiar y a administrar lo que le quedó de sus propiedades y de su pensión como petrolero, que ascendía a más de 40 mil pesos.
Desde su liberación fue un crítico del sistema político.
Dos de sus hijos fueron alcaldes de Ciudad Madero.
A Hernández Galicia la gente lo recuerda bien, pues siempre ayudó a la población maderense con diferentes obras sociales y con recursos para solventar enfermedades y estudios. (El Universal)