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Ciudad de México, México, 25 de abril de 2021
Cerca de 35% de todos los alimentos preparados y producidos en México se tiran a la basura, el nivel de desperdicio puede llegar hasta un 40% si se trata de carnes blancas como el pollo y el pescado y un 37% para la carne de res. De acuerdo con la FAO (Organización para la Alimentación y la Agricultura, por sus siglas en inglés), esto es equivalente a 20 millones de toneladas de comida cada año.
Las grandes urbes mexicanas como la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara son responsables de gran parte del desperdicio de alimentos en un país en el que cerca de 50 millones de mexicanos tienen problemas para acceder a la canasta alimentaria. Siguiendo las estimaciones de la FAO sólo la capital mexicana tira a la basura cerca de 13,000 toneladas de comida cada día mientras que casi 15% de la población que habita la urbe presenta alguna carencia alimentaria.
Además de representar una de las principales complejidades sociales, el desperdicio de alimentos tiene implicaciones ambientales y económicas; la producción y el desecho de alimentos incrementa de manera importante la emisión de gases invernadero y genera pérdidas sustanciales para los agentes que preparan y comercializan alimentos. Ante esta situación, especialmente en el contexto de crisis por la pandemia Covid-19, hay que buscar construir canales que permitan y faciliten el aprovechamiento de estos excedentes, comentó Kim Durand, fundador y CEO de Cheaf, aplicación digital que conecta redes de restaurantes y negocios con consumidores para disminuir el desperdicio de alimentos.
En entrevista con El Economista comentó que la problemática es fundamental en términos de sustentabilidad pero también en términos netamente económicos: el desperdicio de comida representa pérdidas por unos 50,000 millones de pesos anuales equivalentes al total de comida que se desecha estando en buenas condiciones. Y aun con estas cifras se está haciendo muy poco para contener este fenómeno, dijo el creador de Cheaf y especialista en desarrollo digital sustentable, que fungió anteriormente como director de Uber Eats México.
El proyecto para contener el desperdicio de alimentos debe ser también un proyecto a largo plazo, que busque recortar las brechas sociales, ambientales y económicas. En México, de acuerdo con el Coneval (Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social), tanto en la canasta básica rural como en la canasta básica urbana los alimentos procesados tienen una representación importante, sin embargo, todavía cerca de 20 millones de mexicanos no pueden acceder a esta cesta alimentaria aún cuando destinaran todos sus ingresos a ella.
Otro indicador importante en la problemática de la inseguridad alimentaria es que aún en las ciudades más prósperas del país, como la Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey, la desigualdad de ingresos provoca que gran parte de los hogares de las urbes no puedan consumir alimentos adecuados y en buen estado.
Kim Durand comentó también que con Cheaf se ha buscado no sólo concentrarse en las zonas de ingreso medio alto y alto de la Ciudad de México, sino que se ha proyectado un impacto hacia la periferia del Valle de México y también se encuentran haciendo estudios de mercado para ingresar a las ciudades de Guadalajara y Monterrey. “La idea es que justamente estos excedentes, que es comida de alta calidad y en excelente estado, sean accesibles para la población que de algún modo no puede pagar los precios originales”, dijo.
La aplicación móvil fue lanzada en septiembre del 2020 después de una prueba piloto de un mes, Cheaf nació con cerca de 30 restaurantes y tiendas de comida aliadas, después de siete meses de operación la red se ha extendido a 250 negocios en las redes, que incluyen restaurantes locales, cadenas y franquicias.
El CEO y fundador de la aplicación comentó que la red de usuarios llega ya a cerca de 25,000, entre el impacto que ha sido posible documentar sugiere que se logra comercializar entre el 60 y el 70% de los productos alimenticios que se ofertan diariamente. Hasta el momento se han recuperado cerca de 20,000 y 25,000 kilos de comida en los meses de operación.
Cheaf es una herramienta que facilita la comercialización de los excedentes al día posterior a un tercio de precio del original siempre que estén en buena calidad, en este proceso las empresas recuperan algo de sus costos de producción al vender los excedentes, crean una red de nuevos consumidores y desarrollan políticas de responsabilidad social; adicionalmente tiene un impacto de sustentabilidad en términos de huella de carbono, oferta de alimentos de calidad con costos bajos a consumidores y evita el desaprovechamiento de la comida.
Kim Durand comentó también que otra de las necesidades fundamentales para generar un mayor impacto en términos de reducción de desperdicio es dar más difusión tanto a lo importante que es la seguridad alimentaria como a la necesidad de que más restaurantes y comercializadoras se adhieran a estas iniciativas. “No existe la plataforma sin la voluntad de los restaurantes para ser parte de esta red”, concluyó.