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Laura, expuesta continuamente a las intensas opiniones contra su nativa inteligencia, gradualmente disminuyó. Ella empezó a sentir que una "buena" esposa era alguien que aguantaba a su esposo a ciegas en todas las cosas. Ella empezó a ser su "sirvienta" en vez de su igual. Tanto en las cosas chicas como en las grandes, la voz de Laura y su razonamiento hacian eco a las opiniones de Pedro.
Con el tiempo, Pedro se cansó de Laura y su comportamiento sin mente y se fue con otra mujer que lo retaba a pensar. Laura se deprimió profundamente y sorprendida se preguntaba, ¿no he hecho todo lo que estaba en mi poder para complacerlo
Desesperadamente con la añoranza de estar en una relación -cualquier relación- encontró a otro hombre, uno quien hasta este día la trata exactamente igual que la trataba Pedro. Ella pudo haber tomado la desafortunada pérdida de su primer marido en una exploración de por qué su vida era como era. En vez, ella continuó con su error fundamental y aun paga el precio por ello.
Este escenario es atemorizante y común en nuestras experiencias del mundo moderno. La relación padre-hijo es también otra versión común: nosotros como niños somos totalmente controlados según la voluntad de nuestros padres. Ellos para nosotros son como Dioses. Si ellos son seres incompletos, entonces los dioses se volvieron locos. El efecto de esto es cuando entramos en el mundo adulto. Inconscientemente escogemos vivir una vida totalmente diferente a esa que nos impusieron. Sin embargo, tendemos a internalizar las voces y creencias de nuestros opresores y éstas se convierten en nuestras técnicas. Las aplicamos en automático para crear nuestra realidad: incluso después de que el agente externo a nuestra esclavitud ya no esté o haya muerto. Nos escondemos detrás de su imagen, incapaz de ser nosotros mismos.
Para cambiar aprendemos nuevas técnicas. Ayudaría reconocer en dónde estamos en este momento. Esto puede ser un proceso sin esfuerzo, simplemente un reconocimiento intelectual, pero para algunos, hay tantas capas de confusión y frustración acerca de quiénes somos y lo que creemos que somos que nos aparta de este reconocimiento, que puede tomar algo de tiempo y paciencia.
Reconocerlo no significa cambiar simplemente un sistema de creencias por otro. Esclavitud mental en seguidores es deseada solo por almas incompletas, intentando controlar su Universo y proteger su errada y temerosa realidad. Un verdadero Maestro siempre desea que sus estudiantes sean autosuficientes -de hecho, tomar maestría del maestro para que el maestro no sea nunca más necesario.
Toda verdadera enseñanza, entonces, siempre apunta el dedo del entendimiento de regreso al propio corazón del estudiante. Las técnicas de Cocina a Conciencia son un ejemplo de ello, pues se pueden aplicar a toda la vida también.
Solamente desde el interior es que el verdadero crecimiento ocurre, así como con la cocina que es el corazón de nuestras vidas. El que sabe cocinar no necesita de recetas: simplemente comprende cada ingrediente y conoce intuitivamente qué hacer para conseguir resultados de acuerdo a un deseo. El proceso de reconocimiento se extiende mucho más profundamente dentro de la personalidad que lo que la mayoría de la gente incluso se ha atrevido a incursionar.
La cocina con conciencia va de la mano con la meditación. Requiere de un "vehiculo" para "ir" hacia adentro. Por eso adentrándonos en la cocina ayurvédica "salud de la vida" y en la transformación de la vida por medio de la vivencia de la expansión de la conciencia, es el principio básico para emprender el proceso de dejarse crear, a tal grado que es innecesario deshacer las creencias previas y los juicios. El poder totalmente benéfico de ir hacia adentro es suficiente para transformar al que cocina "la vida" para experimentar la belleza transcendental y la perfección del interior personal. Entonces es cuando es relevante el reconocimiento de la Realidad interna, es cuando las cosas de afuera automáticamente cambian.
En otras palabras, no es necesario tratar de reestructurar nuestros hábitos, nuestras creencias o cualquiera de los aspectos de nuestra mente. No es necesario estar al pendiente de nuestro supuesto sufrimiento. Una vez que aprendemos a iniciar el proceso interno de transformación y reorganización interior, todo lo demás llega por añadidura, automáticamente. Una hoja no tiene que pensar cómo va a caer al suelo. Una vez que se "desengancha" de su habitual atadura, cae. La fuerza invencible de la ley natural, la gravedad, la jala sin esfuerzo hasta el piso. La tierra es mucho más grande que la hoja, no hay necesidad de que la hoja trate de caer. Pero sí le tomaría esfuerzo a la hoja "no caer," similarmente con la mente. La invencible y atractiva fuerza de tu propio interior está jalando constantemente nuestras mentes y está requiriendo que soltemos la excesiva fuerza de nuestros pensamientos en nuestras mentes: oportunidad para que caiga dentro de nuestro vasto interior.
Por eso las mentes se cansan rápido y por eso nuestros cuerpos necesitan tanto dormir. Sin un vehiculo apropiado es difícil dejar de atrofiarnos a nosotros mismos. El unirnos a la vivencia de la expansión interior, por ende, es unirnos a la expansión de lo que cocinamos y lo que comemos. Meditar y cocinar al mismo tiempo es algo que podríamos todos poner en práctica. Notaremos que no sólo cocinamos bien, sino que toda nuestra vida se vive desde otra perspectiva.
El proceso de descubrimiento de nuestro interior es necesario para poder ejercer cualquier arte, para dejarnos pintar o cocinar o escribir una novela. Soltar nuestras ataduras emocionales internas es el camino a la expansión de la conciencia y la expansión de la vida en todo sentido.
En el articulo pasado, cocinando emociones, vimos cómo nosotros mismos somos el conducto por el cual podemos transformar nuestras vivencias para enfrentarnos a un mundo que nos arrebata la posibilidad de vivir la expansión del Amor, sobre todo si seguimos juzgándonos a nosotros mismos como incompletos o limitados. Las emociones son el motor de nuestras vidas: si no aprendemos a reconocerlas, entonces seguiremos siendo peleles de la inconciencia humana que nos gobierna, autómatas de nuestras reacciones y experiencias. Seguiremos engullendo comida para mantener el motor de los cuerpos funcionando y moriremos sin saber siquiera qué es el alma que vive y comparte con los otros, en el gran espíritu que es cocinar y compartir con otros en la mesa de la vida diaria.
Cuando el alumno está listo, el maestro de la técnica llega por sí mismo. Sólo se necesita "desearlo."