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WASHINGTON, D.C., 30 de agosto.— Los gobiernos de México y de Estados Unidos acordaron, desde la Presidencia de Felipe Calderón, operaciones encubiertas de vigilancia con aviones tripulados para identificar, capturar y eliminar a importantes cárteles de la droga y del crimen organizado.
Bajo el nombre de Lowrider, un programa de la plataforma aérea de vigilancia del Comando Norte, los dos gobiernos pactaron la puesta en marcha de un sistema que ha estado activo desde el 2011, según reveló la cadena de noticias Fox. El programa entró en vigencia poco después del asesinato, en San Luis Potosí, del agente estadounidense Jaime Zapata.
La información, confirmada a esa cadena por Phil Jordan, un ex agente de la DEA en el Centro de Inteligencia de El Paso, Texas, establece por primera vez la utilización de pilotos para realizar labores de rastreo e inteligencia dentro del territorio mexicano.
“La operación ha sido exitosa en la identificación, eliminación o procesamiento de quienes traen toneladas de drogas a Estados Unidos”, aseguró Jordan.
La utilización de esta plataforma de reconocimiento aéreo habría contribuido a la captura de al menos 10 de los más importantes capos de la droga desde su implementación. Entre ellos, el líder del Cártel de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño o Zeta 40, y Mario Ramírez Treviño, alias El Pelón o El X-20, según fuentes familiarizadas con el programa que cita la página de internet vocativ.
En marzo del 2011, el diario The New York Times desveló el acuerdo alcanzado entre los presidentes de EE.UU., Barack Obama, y de México, Felipe Calderón, para el despliegue de drones que tendrían como misión establecer las rutas y patrones de conducta de los capos.
En aquel entonces, la filtración a The New York Times dejó fuera de foco al programa Lowrider, que, según sus creadores, ha demostrado ser de gran ayuda en el rastreo de rutas y patrones de conducta de los principales cárteles.
Según fuentes citadas por vocativ, la utilización de estos aviones de dos motores y con capacidad para recolectar información desde una altura de 10 kilómetros, fue necesaria para realizar labores de reconocimiento en sectores donde la utilización de drones no tripulados sería muy arriesgado.
Según estas mismas fuentes, las aeronaves que se internan en territorio mexicano desde una base militar en Texas, son autorizadas por el gobierno mexicano. Sin embargo, la comunicación con los pilotos y el producto bruto de las misiones de reconocimiento se maneja desde EE.UU.
La utilización de los vuelos tripulados, una estrategia importada de Irak o Afganistán, se hizo necesaria en zonas densamente pobladas o con continuo trasiego de vuelos civiles. En este caso, los pilotos ofrecen mayores garantías de seguridad para evitar accidentes y, además, son capaces de registrar movimientos que los drones no tripulados no son capaces de detectar.
El programa Lowrider es controlado por un contratista privado, el grupo Sierra Nevada, empresa que opera desde el estado de Nevada y es propiedad del matrimonio Fatih y Eren Ozmen, dos viejos conocidos de los programas de reconocimiento aéreo en Afganistán e Irak.
El programa está a punto de concluir el próximo mes de septiembre y, en el marco del actual proceso de revisión del acuerdo de cooperación entre México y Estados Unidos, aún no hay noticias de que se mantendrá vigente.
Los aviones, operados por la contratista Sierra Nevada, realizan vuelos a diario, y con equipo técnico de avanzada, han podido identificar la rutina de narcotraficantes de alto nivel.
Dicha información es entregada a funcionarios de EE.UU. que contactan a autoridades militares y policiales en el país para que puedan aprehender a los criminales, detalla el medio estadounidense que cita al portal voactive.com.
Se trata de un trabajo de inteligencia en tiempo real.
Un reportero de Voactive, citado por Fox, dijo que los aviones realizan vuelos a diario para tareas de reconocimiento.
"En la parte trasera del avión viajan técnicos que manejan los auriculares, el equipo electrónico y la cámara", describe Aram Roston.
El Comando Norte del Pentágono dirige dichas acciones como parte de la Operación Lowrider que inició en el 2011 tras la muerte de Jaime Zapata, agente de la Agencia de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE, por sus siglas en inglés), en San Luis Potosí.
"Ha sido un éxito en identificar, eliminar y llevar ante la justicia a aquéllos que trajeron toneladas y toneladas de drogas a Estados Unidos", dijo un ex agente de la DEA y director del Centro de Inteligencia del Paso, Phil Jordan.
El vocero del Comando Norte, John Cornelio, reconoció que existe una estrecha colaboración con autoridades mexicanas.
"Trabajamos de forma cercana con autoridades militares en México y las asistimos cada que tenemos oportunidad porque forma parte de nuestros intereses y los suyos. Hemos compartido equipo, información y otras actividades", señaló Cornelio al ser cuestionado sobre el programa.
"Esto es sólo otra herramienta que el Gobierno tiene a su disposición. Cada que podamos quitar a esas personas del radar ayuda a la Policía estadounidense, ayuda a la DEA y ayuda al Gobierno mexicano" coincide Jordan.
Según Voactive, algunos policías corruptos avisan a los jefes de los cárteles de las redadas.
El contrato con Sierra Nevada expira en septiembre, y, de acuerdo con Fox, por el momento se desconoce si el Comando Norte planea renovarlo o si el Gobierno de Enrique Peña Nieto seguirá permitiendo estos vuelos de vigilancia. (Agencias)