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*México (1 de abril).-
La corte suprema de Brasil asumió provisionalmente las investigaciones por supuesta corrupción contra el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva, en la primera derrota al juez Sergio Moro, devenido en héroe de la lucha contra la corrupción por el caso Petrobras.
Moro fue quien ordenó a principios de marzo que Lula fuera llevado forzadamente a declarar ante la policía y luego divulgó una polémica escucha telefónica entre el ex presidente y su sucesora Dilma Rousseff, interpretada como una prueba de que su designación a un cargo ministerial buscaba alejarlo de la acción del juez de primera instancia.
La decisión adoptada por el tribunal este jueves no está vinculada al impedimento legal que aún pesa sobre la asunción de Lula.
“Es importante que investiguemos, que el poder judicial controle los procesos, que la fiscalía y las autoridades policiales se empeñen en investigar y castigar a los culpables, independientemente del cargo que ocupen, de su situación económica y del partido político al que pertenezcan. Pero para el STF es importante que todo sea hecho con un estricto seguimiento de la Constitución”, dijo el juez Teori Savascki a cargo del caso.
“Los eventuales excesos que se puedan cometer con la mejor de las intenciones (…) ya conocemos esta historia, ya vimos esa película: puede justamente generar el resultado contrario. No será la primera vez que por cometer ilegalidades durante las investigaciones, el STF y o el Superior Tribunal de Justicia anulen procedimientos penales. Es muy importante desalentar eso”, agregó.
Savascki, que instruye la causa por el megafraude Petrobras en la Corte Suprema, ya había aceptado individualmente el pedido del gobierno, que de momento tracciona también las investigaciones sobre Lula a la máxima instancia.
Pero aún deberá ser definido donde continuarán las causas judiciales del ex presidente, que no está protegido por fueros.
Lula sigue bajo la lupa
El cofundador del Partido de los Trabajadores (PT, izquierda) está bajo la lupa de la justicia por presunta ocultación de bienes, en el marco del caso Petrobras.
Lula, de 70 años, fue designado ministro del gobierno de Rousseff el 17 de marzo, un cargo que en circunstancias normales debería conferirle fueros, pero su nombramiento fue bloqueado por un juez del STF que sospecha que su principal propósito era sacar el caso de las manos del implacable juez Moro y librarlo de una eventual orden de detención.
Esta semana, el juez Moro, admirador del caso “manos limpias” en Italia, se excusó en una nota ante la Corte Suprema por haber divulgado las escuchas, decisión que tomó pocas horas después de haber sido registradas y que le valió duras críticas de los jueces del máximo tribunal esta tarde.
“Sergio Moro había vencido hasta hoy en casi todas las veces que sus decisiones habían sido cuestionadas ante el STF y aún no se sabe cuál será la deliberación final. Hay que aguardar. Creo que los ministros estarán con un ojo en la Constitución, en la doctrina, y el otro en las calles”, dijo a la AFP el consultor político Paulo Kramer, en Brasilia.
La revelación del breve diálogo entre Rousseff y Lula produjo inmediatas manifestaciones de furia en varias ciudades del país, en momentos en que Brasil es atravesado por una pesada crisis política que tiene a la presidenta a las puertas de un proceso de destitución por supuesta adulteración de las cuentas públicas.
En esa charla, Rousseff le anunciaba a Lula que se aprestaba a enviarle el decreto de su nombramiento como ministro para que pueda “usarlo en caso de necesidad”.
Ahora Zavascki consideró que será “muy difícil” que pueda servir como prueba.