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Mérida, Yucatán, a 31 de marzo de 2016
Durante más de ocho años, la familia Zapata Cen buscó, sin éxito, ayuda gubernamental para mejorar su vivienda de cuatro metros por cuatro metros, de bloques, techo de cartón y lona.
José Dolores Zapata Cen tiene 66 años. Padece, desde hace muchos años, poliomielitis y diabetes. Vende dulces en el mercado, a donde acude en silla de ruedas. Su hermano José Pascual tiene 61 años, y era cargador; una lesión en la columna le impidió continuar, ahora, él y su esposa recogen botellas de plástico, latas y todo lo que se pueda reciclar para vender y subsistir.
José Dolores y José Pascual mantienen a su madre, Paulina Cen Canul, de 88 años; con la vista y la audición mermadas por el paso de los años, depende totalmente de sus hijos y nuera.
Los cuatro viven en una pequeña, humilde casa en la calle 91 entre 54 y 56, y hoy vieron cumplido su propósito de mejorar su calidad de vida cuando el alcalde, Mauricio Vila Dosal, entregó las llaves a doña Paulina, de un dormitorio y de un baño con adaptaciones especiales para personas con discapacidad, equipado con un calentador solar y también con un biodigestor.
La historia de la familia Zapata Cen forma parte de la brecha de la desigualdad que se genera en medio del crecimiento económico de capitales como Mérida y otras ciudades del mundo, conforme a los diagnósticos que se expusieron durante el lanzamiento de la campaña para un Crecimiento Incluyente en las Ciudades a la que Mauricio Vila asistió anteayer junto a alcaldes de varias ciudades del mundo a invitación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y la fundación Ford.
Las mejoras a la vivienda cumple con el compromiso adquirido en dicha campaña internacional de fomentar un mercado de la vivienda y un entorno urbano incluyente capaz de ofrecer a todos los segmentos de la población viviendas accesibles y de calidad, situadas en barrios seguros y saludables, además de mejorar sus servicios sanitarios, entre otros.