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México (2 de abril).-
Llegó a México como refugiado y aquí vivió 2 de los peores años de su vida.
Anicet Muamba, originario del Congo, estuvo preso en el Reclusorio Oriente, acusado de un delito que no cometió.
Hace 11 años llegó junto con su familia de la República Democrática del Congo. El joven, actualmente de 28 años de edad, quien es cantante de música urbana, inició una relación de noviazgo con Karen Pamela Chávez, pero la relación terminó mal.
“Mi problema comenzó como algo personal y luego se volvió una situación jurídica y legal. El 11 de marzo del 2013 me metieron a la prisión acusado de un delito que no cometí.
“Yo tenía una relación y no quise casarme con esa persona, porque consideré que las cosas no estaban bien, entonces ella, mi prometida, me acusó junto con su tía que trabaja en la PGR de lenocinio agravado contra una persona menor de 17 años, lo que no fue cierto”, relató Muamba.
Su falta de conocimiento del sistema de procuración de justicia, y la poca asesoría que recibió, fueron algunos de los factores para que llegara a la cárcel, consideró el joven.
“Nunca fue cierto de lo que me acusaron y así estuve 2 años 11 meses y un día en el Reclusorio Oriente”, explicó Muamba.
“Incluso la Juez 48 Penal me sentenció a 16 años de cárcel sin ser culpable, todo se basó en el dicho mi ex novia, era su imputación directa nada más, no había ni testigos, ni pruebas ni nada”.
Apoyado por algunas personas, logró apelar la resolución y en varias ocasiones los magistrados solicitaron que se repusiera el proceso, al encontrar irregularidades, pero apenas el 12 de febrero la Novena Sala Penal dictó una sentencia absolutoria al no encontrar elementos.
“La verdad mancharon mi nombre, me sacaron en los medios y yo no hice nada, recuerdo que cuando me detuvieron fueron a mi departamento y me sacaron a punta de pistola, yo no sabía ni lo que estaba pasando.
“Me llevaron y me estuvieron haciendo preguntas, incluso la Fiscal (de Trata de Personas) Juana Camila (Bautista), y con lo que yo contestaba armaron mi expediente, en un solo día armaron todo, yo no sabía cómo eran los procedimientos legales, yo no sabía que yo tenía que demostrar que era inocente”, dijo el joven.
Su estancia en el Reclusorio Oriente la calificó de terrorífica, pues por su color de piel y origen tuvo que soportar toda clase de abusos y humillaciones.
“Por mi color negro me picaron en una ocasión, querían abusar de mí que porque yo había cometido ese delito contra una mexicana, eran agresiones, amenazas e insultos todos los días, hasta con los mismos custodios”, comentó.
El congoleño dijo que sólo quiere que su nombre se limpie y que su familia y la sociedad sepan que él no cometió ningún delito.