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Caracas, Venezuela, abril 9 de 2017
Miles de opositores en Venezuela marcharon ayer por tercera vez en una semana en las principales ciudades de la nación petrolera, en una renovada ola de protestas en las calles contra la que consideran una dictadura impuesta por el presidente Nicolás Maduro.
El paso de los adversarios del Presidente fue bloqueado a pocas cuadras del inicio de la marcha en la capital por fuerzas de seguridad, que arrojaron agua y gases lacrimógenos en todas las vías que tomaron grupos opositores para intentar llegar, sin éxito, al centro de la ciudad durante dos horas.
En la ciudad fronteriza de San Cristóbal la policía regional disparó perdigones para también desviar la ruta de los opositores, a diferencia de otras localidades como Maracaibo y Ciudad Guayana, al occidente y sur del país, donde no se registraron fuertes choques entre opositores y la policía.
Las manifestaciones encabezadas por líderes de oposición surgieron en el país sudamericano una vez que el Tribunal Supremo de Justicia asumió funciones parlamentarias, provocando incluso una condena internacional que presionó a los magistrados a modificar sus sentencias parcialmente a petición de Maduro.
Tras las movilizaciones de la semana, el dirigente opositor y excandidato presidencial Henrique Capriles fue inhabilitado el viernes por 15 años para postularse a cargos de elección popular, una sanción que avivó aún más el llamado a la calle.
Esa decisión empezó a recibir críticas de grupos defensores de derechos humanos y gobiernos en la región.
Horas más tarde, Capriles tuvo que desalojar una oficina de su comando político al sureste de la ciudad por un incendio provocado por una bomba lacrimógena, informó el alcalde del municipio, el opositor Gerardo Blyde. El gobernador calificó en Twitter ese incidente, del que aún no se reportan heridos, como “un ataque”.
Las oficinas administrativas del máximo tribunal del país, al este de la capital, también fueron violentadas por reducidos grupos de manifestantes que continuaron los enfrentamientos con los órganos de seguridad tras dispersarse la movilización.
Las manifestaciones de los últimos días dejaron decenas de heridos, opositores detenidos y un estudiante universitario muerto por un disparo. Amnistía Internacional condenó “el uso excesivo de la fuerza” por parte de los órganos de seguridad.
El vicepresidente de Venezuela, Tareck El Aissami, tildó la marcha de ayer de ilegal pues las autoridades desconocían la ruta que anunció Capriles en la concentración.
La oposición ha decidido mantener las movilizaciones para apoyar una destitución de los jueces que adelanta el Parlamento, y que ya fue calificada como “improcedente” por el defensor del pueblo.