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Ciudad de México, México, septiembre 4 de 2017
Ingenieros y educadores mexicanos que trabajan en la Fundación Carlos Slim para la Salud, crearon un sistema original de manejo de datos llamado Cartilla Electrónica de Vacunación (CEV), que ya se usa en ocho estados de la República, para que los médicos y enfermeras puedan capturar y tener acceso al historial de vacunación de las personas, a través de computadoras o de un teléfono celular.
En entrevista con Crónica, dos de los coordinadores del programa, Fernando Rojas y Renée Salas, quienes recibieron el Premio Vacunar para Dar Oportunidades, otorgado por un laboratorio, informaron que para finales de este año se integrarán al programa otros ocho estados de la República, porque la meta para el cierre de 2018 es registrar los datos de 2 millones de niños menores de 5 años.
La Cartilla Electrónica es parte de un programa más grande llamado Sistema Integral de Información de Vacunación (SIIVac). Actualmente la cartilla ya se aplica en Chiapas, Tabasco, Estado de México, Distrito Federal, Colima, Querétaro, Hidalgo y Guanajuato.
“El desarrollo tiene más de tres años construyéndose y revisándose. Han participado muchos expertos mexicanos de diferentes instituciones y diferentes especialidades, pero en campo, con brigadas de vacunación, lo hemos probado desde hace tres años, revisando que cumpla con los objetivos del Programa Nacional de Vacunación”, detalló Fernando Rojas, ingeniero en Electrónica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“Algo que es muy reciente es el hecho de que, en cada uno de los ocho estados donde estamos trabajando, comenzamos a probarlo en demarcaciones específicas que nos indicaron las autoridades y ahora estamos haciendo un proceso de expansión al interior de los estados para que un niño que fue vacunado en una comunidad pueda llegar a un centro de salud de otra comunidad y ahí ya tengan todos los datos de las vacunas que ha recibido”, añadió Rojas, quien es responsable de la arquitectura, operación y explotación de la información del SIIVac.
Más allá de desarrollar la herramienta electrónica, uno de los retos más grandes que enfrenta la adopción de la cartilla electrónica es la aceptación de los vacunadores, lo que ha requerido una labor grande de diálogo y adaptación de contenidos para facilitar el trabajo de las brigadas, como dijo Renée Salas, responsable de la generación y el seguimiento de instrumentos jurídicos, así como del diseño, instrumentación y seguimiento a la operación del SIIVac.
“El trabajo no termina al compartir la herramienta tecnológica. Ahí empieza otra fase de trabajo más importante, el reto más grande es que lleguemos con cada uno de los vacunadores y que puedan tomar el sistema, lo consideren como propio y puedan salir a las comunidades convencidos de que esta herramienta representa una mejor forma de trabajar. Gracias a esto no tienen que estar llenando formatos una y otra vez. Capturan la información una sola vez y queda almacenada”, indica Salas, licenciada en Relaciones Internacionales del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM) y maestra en Estudios de Paz y Conflicto por la Universidad de Sidney, Australia.
“Es importante comprender que estas personas pueden o no tener una formación profesional en salud y muchos son vacunadores voluntarios y líricos que han aprendiendo en el trabajo, pero que les interesa mucho ayudar a los niños y hacer muy bien su trabajo. Son persona que entienden la importancia de la vacunación y se consideran servidores públicos. Es gente que hace un esfuerzo todos los días para hacer bien su trabajo”, añade Salas.
Fernando Rojas comenta que, muchas veces, al principio, los vacunadores son escépticos, pero cuando empiezan a trabajar con el sistema y se dan cuenta de que todas las preguntas que plantean son resueltas se empiezan a apropiar de él porque entienden que es un sistema flexible que funciona para diferentes brigadas en comunidades.