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Consejo Editorial de A7
Artículo 7 no es financiado por algún partido. Independientemente de las simpatías o filiación que legítimamente pudiera tener algún miembro de este Consejo Editorial, nuestro compromiso con la comunidad es más fuerte que cualquier línea partidista.
Somos críticos, no por el afán de criticar como un fin en sí mismo, sino porque es nuestra convicción que el verdadero periodismo debe ser un contrapeso a quien ejerce el poder. Ya sea el poder formal o los poderes fácticos. Hay quienes piensan que en función de la alternancia, México transitó a una democracia equitativa. Y se equivocan. Habíamos avanzado, sí. Pero "no estamos todavía en Suiza", en materia de equidad democrática y respeto a la Ley. Durante setenta años de régimen se generó una red de complicidades que todavía pervive. Complicidades entre políticos, empresarios y medios de comunicación. Lazos suficientemente fuertes como para mantener una fuerza de conducción que hace que la figura "del cambio" se siga dando de una manera lenta y trabajosa, desesperante para muchos mexicanos que se dan cuenta. Cuenta de que la alternancia no nos convirtió instantáneamente en un país moderno y ordenado.
En Yucatán vemos una regresión democrática y social abrumadora. El regreso formal al gobierno de quienes mantuvieron el poder durante 70 años —ahora en la persona de hijos, sobrinos y allegados— aferrados al estilo de la dictadura de partido que padecimos casi siete décadas, está llevándonos a un retroceso social que algunos ubicamos en la década de los sesentas. Con represión a quien opina diferente o se atreve a disentir. Con compra de voluntades, "embutes" escandalosos a los medios de comunicación, intromisión en organismos de la sociedad civil y un afán de control que sin disimulo ha regresado.
Las voces críticas, independientes, se ven silenciadas. El miedo entre los empresarios y organizaciones sociales otra vez campea. Artículo 7 nace por la intención de un grupo de ciudadanos, la mayoría de ellos sin filiación partidista, de darle a Yucatán un instrumento crítico frente a poderes que quieren ser otra vez omnímodos y avasallantes. Un poder que quiere hacer retroceder a los ciudadanos a la condición de aquellos que sólo obedecen y callan.
La prensa tiene en los países con democracias consolidadas que han transitado a la modernidad, el papel de contrapeso ante el poder gubernamental, el papel de contrapeso ante los gobiernos. De otro modo la sociedad no tiene manera de informarse más que de lo que los poderosos —en el gobierno o fuera de él— y los potentados quieran que los ciudadanos sepamos.
Queremos que los ciudadanos de Yucatán encuentren en A7 un recurso, un arma en su propia defensa. De eso se trata nuestro semanario. Cumpliremos al máximo de nuestro aliento nuestra labor de ser contrapeso crítico al poder, aún a riesgo de que nos etiqueten con la marca de un partido. Mientras no seamos "como Suiza" en materia de democracia y respeto a la Ley, es necesario fortalecer a los pocos medios que se atreven a ser independientes del poder público, que en Yucatán aspira a ser total y de "carro completo". Para permitir que los que queremos que caminemos plenamente a la modernidad —que simboliza el país helvético— tengan voz.
En dos semanas más cumpliremos un año de haber visto la luz. Durante las pasadas 50 semanas, el pilar de nuestro ejercicio periodístico ha sido proporcionar sustento de nuestras notas. Cifras, datos duros, documentación probatoria. Investigación y análisis responsable pero contundente. Ésos son los elementos que vertebran nuestros reportajes. La ruta está trazada. Quienes apostaron por una efímera vida para A7 se equivocaron. También se equivocan quienes creen que claudicaremos de nuestro compromiso con la crítica, con nuestro papel de contrapeso social ante los excesos gubernamentales, sean del partido que sean.