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El objetivo es realizar, cada año, una película documental sobre las maravillas del planeta tierra.
Con una finalidad educativa, Disney pretende hacer algo de contenido en medio de su numerosa oferta de productos chatarra.
El primer fruto de Disney Nature se estrenó la semana pasada en nuestras carteleras y se titula “La tierra” (Earth, 2007). Documental que narra las travesías de tres animales (un oso, una ballena y un elefante) que luchan por hacer que sus crías sobrevivan en un mundo con un clima cada vez más hostil debido a los efectos del calentamiento global.
Desde sus primeras imágenes, la película se revela como una estilizada obra que exalta la belleza hipnótica de nuestro mundo. Grandioso catálogo de increíbles fotogramas que dejarán con la boca abierta a cualquier espectador. Todo el poderío técnico de Disney, en colaboración con la BBC, fue puesto en función para lograr tomas extraordinarias de los animales en su entorno salvaje. 200 locaciones en 26 países, casi cinco años rodaje –sin contar el tiempo de negociaciones y permisos- y un staff viviendo en situaciones límite y de extremo peligro, fue necesario para lograr esta ambiciosa producción.
Es muy interesante ver como el calentamiento de la tierra, causado por la contaminación del hombre, está provocando la extinción de varias especies. En la historia del oso, se comenta como cada año la temperatura en el ártico se ha ido elevando y eso provoca que tenga menos tiempo para conseguir alimento, ya que el deshielo le priva de plataformas sólidas y seguras para cazar focas. A la ballena se le complica constantemente encontrar alimento y hallar zonas seguras para criar a su pequeño ballenato. Y por último, una madre elefante y su hijo sufren la ausencia de agua y el crecimiento desmedido del desierto. Tres historias que dan testimonio de cómo los seres humanos arrastraremos a muchas especies inocentes en nuestro afán de autodestruirnos. Aunque se trata de una invitación a tomar conciencia sobre los devastadores efectos de la contaminación, el filme evita caer en una postura alarmista. A juicio personal, creo que por momentos minimiza la magnitud del problema. Esta visión light y dulzona sobre algo tan serio como el colapso ecológico, le quita mucho mérito a este documental.
Pero no solo el tema ambiental sufre los embates de la postura Disney, también se evade mostrar imágenes violentas y agresivas aún cuando la propia naturaleza de los animales lo señala fuertemente. En el reino animal hay una constante y feroz lucha por sobrevivir, y las especies pequeñas se vuelven víctimas de las más grandes, estableciéndose una cadena alimenticia. Algo tan común y natural parece ser visto con horror por los productores, como si los niños fueran tarados a los que se deben mantener dentro de un falso mundo rosa sin que ningún elemento de realidad se asome. Pese a los esfuerzos, la muerte es un invitado ineludible y más aún si queremos hablar de la naturaleza.
La música forma parte primordial de esta narración contada a través de las 4 estaciones. Aunque por instantes un poco reiterativas, la mayoría de las intervenciones musicales son precisas y logran amalgamarse con la fuerza expresiva de las imágenes.
Lamentablemente, en México nos quedamos con las ganas de escuchar la voz de James Earl Jones, que seguro recordará como Darth Vader en “La guerra de las galaxias”. No sé si así sea la versión original, o fue una trasgresión de quienes se encargaron del doblaje, pero hay algunos momentos de la película donde el narrador se avienta dos o tres frases sumamente cursis y ridículas que bien pudieron reservase.
“La tierra” es un documental que destaca por la belleza indescriptible de sus imágenes. Indudablemente, una de las mejores opciones para ir actualmente al cine, y una cita obligada para todos los niños que deseen aprender que el mundo es un lugar mágico que debemos preservar.
De las películas que se estrenan esta semana no hay una que merezca ser recomendada.
Lo mejor de la cartelera son aquellos buenos filmes que aún permanecen: “La tierra”, “Expectro” y “Gran Torino”
Ron Howard regresa a la mediocridad con “Ángeles y demonios”, segunda parte de la soporífera película “El código Da Vinci”. Ambas basadas en las muy redituables novelas de Dan Brown. Uno de los estrenos más esperados de la temporada.