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"Eso es lo que nos ha pasado; la ambición de un policía destrozó el corazón de una familia entera, y la corrupción que nos envuelve es la causante de aún peores angustias".
Fragmento de un correo redactado por Wafé Kuri Torre desde su celda en el Cereso de Mérida y enviado a sus amigos y a Artículo 7.
En el caso que se sigue a Wafé Kuri Torre por la muerte de su esposa Rosa María Arceo, del cual se dice ser manejado celosamente por el subprocurador Rafael Acosta Solís, se han presentado una serie de pruebas y declaraciones de los médicos que estuvieron presentes el día que Wafé ingresó a uno de los quirófanos del Hospital Star Médica debatiéndose entre la vida y la muerte. Éstas refuerzan los argumentos de la defensa (de Kuri Torre) sobre su inocencia y la muy probable participación del policía Carlos Rolando Escamilla Alpuche en los hechos delictivos denunciados por Wafé.
Los peritos de la Procuraduría del Estado determinaron que la muerte de Rosa María Arceo fue entre las 6 y 7 de la mañana del día de los hechos.
La Secretaría de Seguridad Pública, presumiblemente con el afán de exculpar al oficial Escamilla Alpuche, ha utilizado el argumento de que a la hora de los hechos se encontraba cargando gasolina. Sin embargo, en las declaraciones hechas por el Sr. Eduardo Pérez Hernández, despachador de la gasolinera San Fernando, éste afirma que el lunes 14 de enero de 2008, siendo las siete horas con cinco minutos, atendió a la camioneta antimotines 1872 en la que se encontraban dos elementos de la SSP a los cuales nunca había visto. Uno de ellos, el que manejaba la unidad, firmó la nota con el nombre de Carlos Escamilla. Pérez Hernández afirma, al ponerle a la vista la fotografía de los tres agentes, que no los conocía, o sea, no reconoció a Carlos Escamilla.
El día de los hechos, el Dr. Arceo Mendicuti acude a casa de su hija Rosi después de haber recibido una llamada de auxilio de su yerno Wafé. Cuando llega le comunican que su hija se encontraba en el hospital Star Médica y procede a ayudar a subir a Wafé al vehículo que los trasladaría al mismo hospital. Al llegar al hospital solicitó que de inmediato se le ingresara a quirófano y procede a dar los primeros auxilios. Inmediatamente comienza a rasurar el área de la herida en el pecho. Casi al mismo tiempo llegó el Dr. José Luis Araujo, que sería el médico que procedería a iniciar la cirugía que le salvaría la vida. Fueron varios médicos los que participaron en ella.
No se halló la quemada característica (tatuaje) de un disparo de contacto en la piel de Wafé Kuri Torre. Todos los médicos que intervinieron en la cirugía afirman que la herida estaba limpia.
Un día después del crimen (15 de nero), el procurador José Guzmán Pacheco acusó a Wafé Kuri de la muerte de su esposa. Posteriormente se retracta pero la "línea" ya estaba dada, ya que basándose en las pruebas periciales efectuadas por la Procuraduría del Estado y corroboradas por peritos de la Procuraduría del Estado de México se acusó formalmente a Kuri Torre. Cabe señalar que ambas periciales son copias unas de las otras.
Entre las pruebas que para la PGJ inculpan a Wafé está la prueba de "rodizonato de sodio", prueba química que identifica a los elementos de plomo y bario que se impregnan en manos de personas que han disparado un arma de fuego por un lapso de tiempo de 24 a 48 horas. La prueba supuestamente se hizo en el dorso y en la palma de ambas manos, dando positivo el dorso de la mano derecha y negativo la palma de esa misma mano. Siendo que personal de la Procuraduría que realizó disparos con la misma arma en diversas ocaciones, y así consta en el expediente, siempre resultaron positivos en la palma y en el dorso, lo que exculpa a Wafé de haber realizado los dos disparos como lo acusan.
Pistola Pietro Beretta cal. 25 utilizada para dar muerte a Rosa María Arceo Ochoa
Guzmán Pacheco acusa a Wafé de haber disparado a su esposa y que posteriormente se intentó suicidar con un disparo de contacto, esto es, se pegó el cañón de la pistola al cuerpo.
Según opinión de expertos, para determinar la distancia de un disparo a una persona se requieren tres pruebas básicas que conjuntamente pueden determinar si el disparo fue de contacto, a media distancia o a larga distancia. Éstas son: 1) la apreciación física de la ropa de quien recibió el disparo, 2) las marcas en la piel alrededor del orificio de entrada y 3) la "prueba de Walker" —una prueba química que se efectúa en la ropa del que fue lesionado, con objeto de determinar mediante el estudio del diámetro y características del tatuaje captado en un papel fotográfico desensibilizado, la probable distancia a que se disparo no mayor de 75 centímetros o un metro dependiendo si fue en un lugar abierto o cerrado.
Bala calibre .25 encontrada en el lugar de los hechos.
Analizando los resultados de las tres pruebas básicas anteriormente mencionadas, en Wafé se determina lo siguiente:
1) En la observación visual física del orificio de entrada de la bala y sus alrededores en la playera —de color negro, tipo polo, marca Puma, talla G— que portaba Wafé, no se aprecian quemaduras de las fibras textiles de la prenda. Ésto determina que el disparo no fue de contacto.
2) Se determinó que la herida de bala en el cuerpo de Wafé no presentaba la marca negra alrededor del orificio (tatuaje) como producto de las quemaduras producidas por un disparo de contacto. Esto ha sido declarado por más de 8 médicos que participaron en la cirugía o estuvieron presentes en el quirófano, quienes en su totalidad manifestaron que la herida era completamente limpia, sin tatuaje ni quemadura. Esto está asentado en el voluminoso expediente del caso.
La procuraduría del Estado alega que no se permitió la entrada al quirófano del personal del Ministerio Público para que se constatara o dieran fe sobre las características físicas de la herida de Wafé. Sin embargo, según investigaciones de Artículo 7, hay artículos en la Ley Orgánica de la Procuraduría General de Justicia y en el Código Procesal Penal, que los faculta a ingresar al quirófano de cualquier hospital, público o privado, aún sin el permiso del médico o de la dirección. Son fuerza pública y tenían la obligación constitucional de dar fe de la lesión de Wafé.
Por otro lado, en el expediente quedó asentado que durante la cirugía se presentó al quirófano una química del servicio médico forense, solicitando se le permitiera ingresar para tomar una muestra de sangre del Sr. Wafé, a lo que accedió de forma inmediata el médico responsable, José Luis Araujo.
Lo anterior demuestra la omisión en que incurrió la PGJ para que diera fe del estado físico de la herida.
3) El dictamen en materia de Química Forense de la prueba de Walker practicado en la playera tipo polo que portaba Wafé el día de los hechos, apunta que se obtuvieron resultados negativo a la presencia de nitritos. Este estudio fue efectuado el mismo día (14 de enero) de los hechos y suscrito por los peritos QFB. Rosalba Yaqueline Gamboa Magaña y por QFB. Karla Adriana Piña Dzul. Prueba de Walker negativa.
Traduciendo el resultado anterior se puede determinar que el disparo fue a más de 75 centimetros de distancia, lo que da al traste con la acusación del procurador José Guzmán Pacheco de que se intentó suicidar, pues a esa distancia estaría fuera del alcanze de las manos de Wafé, es decir alguien le disparó.
Peritos efectuan una prueba con una pistola igual a la utilizada en el crimen. Se aprecia el fogonazo producido por ésta
Ninguna de las tres pruebas anteriores sostienen el dicho del procurador, José Guzmán, de que fue un disparo de contacto y con las pruebas hasta ahora aportadas por la defensa, se acredita que al menos había una tercera persona en la habitación al momento que ocurrieron los hechos.
Dictamen de la Prueba de Walker. El resultado fue negativo
Se aprecia el "tatuaje" producido por la quemada en un disparo de contacto
Otra omisión en que incurrió la PGJ según se aprecia en el expediente, fue no efectuar la prueba de origen físico conocida como "espectrofotometría de absorción atómica" que identifica y cuantifica los elementos de bario, plomo, antimonio y cobre.
Esta prueba complementa a la de rodizonato de sodio. Consiste en cuantificar los elementos de bario, plomo y antimonio presente en las telas que se utilizaron para hacer la prueba de rodizonato de sadio, dando un resultado determinante si se disparó el arma de fuego.
La prueba de rodizonato es una prueba presuntiva ya que determina la presencia de los elementos pero no cuantifica. Una persona que por su trabajo está en contacto con plomo como son los que utilizan fotocopiadoras, personas que manipulan herramientas con plomo y otros pueden resultar positivo a la prueba de rodizonato. En cambio la prueba de espectrofotometría al determinar la cantidad de cada elemento (bario, plomo y antimonio) y compararlos con patrones ya determinados del arma en cuestión, se determina fielmente si disparó o no el arma.
Todo lo anterior no refleja más que la ignorancia pericial de la procuraduría.
La juez seguramente valorará los hechos antes mencionados, que sugiere la presencia de una tercera persona en el lugar del evento y que podría haber sido el responsable.
No se halló la quemada característica (tatuaje) de un disparo de contacto en la piel de Wafé Kuri Torre. Todos los médicos que intervinieron en la cirugía afirman que la herida estaba limpia.
Para entender un poco mejor los hechos, habría que recordar el contexto en que se encontraba en esos días el estado de Yucatán y que impactaba tremendamente a la Secretaría de Seguridad Pública. Unas semanas antes del crimen se dio el primer caso en Yucatán de un descabezado. Dos días antes del crimen en Montebello, se produjo un tiroteo en la Gran Plaza en la que hubieron detenidos. Se rumoreó que el objetivo era atentar contra Luis Felipe Saidén Ojeda. Según fuentes confiables de Artículo 7 Saidén Ojeda habría expresado que la autoría intelectual del atentado fue de Carlos Ariel Farjat Sánchez. Esto se supo porque Farjat, estando en una fiesta de generación en Tizimín, recibió una llamada telefónica y al colgar comentó: "hubo un atentado contra Saidén en la Gran Plaza y me culpa a mí. Me voy a Mérida". Farjat Sánchez era, en ese momento, subdirector de la SSP. Cinco días después del atentado renunció a ese puesto.
También en esos días hubo un asalto a mano armada en una sucursal bancaria de Scotiabank y una amenaza de bomba en el palacio de gobierno.
Para opinión de muchos, dado el ambiente de violencia que hacía presa a Yucatán en esos días, surge la hipotesis de que el Gobierno de Yucatán y en particular la SSP, no podría soportar el escándalo de que un policía fuera el culpable de los hechos e inferir que se le encubrió.