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México (4 de agosto).- Ciudadanos, empresarios y hasta gasolineros formales, son la biela que da éxito a una de las actividades de la delincuencia organizada que a últimas fechas se ha tornado más violenta: el robo de combustible. Autoridades, académicos y víctimas coinciden en que el creciente mercado para la gasolina o diésel ilegal comparte responsabilidad con el fenómeno.
“Esto es un tema de consumo, es un tema de que mientras haya quién compre combustible robado habrá quién trate de lucrar con el mismo”, advirtió el fiscal General, Luis Carlos Nájera Gutiérrez de Velasco.
El académico de la UdeG, Dante Haro, otorga una parte importante al aumento de dicha actividad criminal: “En la medida que haya personas que estén consumiendo, gente que sabe que va a comprar más barato, en ese sentido se está provocando el mercado”.
Las otras piezas clave que completan el delito, de acuerdo con el investigador, son el contubernio entre el personal de Petróleos Mexicanos (Pemex) y el crimen. Nájera coincidió al aseverar que es evidente esta complicidad: “¿Quién sabe a qué hora pasa gasolina? ¿Quién sabe a qué hora pasa diésel? ¿Quién sabe todo eso? No creo que sean cuestiones al azar. (…) Entonces yo sí veo a trabajadores, ex trabajadores o gente que conoce el sistema desde adentro, es un secreto a voces”.
En la detección de tomas clandestinas no hay coordinación entre Pemex y las autoridades, advirtió Haro. Y así ocurre, pues el fiscal reconoció que la paraestatal informa que sí tiene la capacidad para detectar cuándo se vulnera un ducto; no obstante, esa información no la transmite oportunamente a la Fiscalía para capturar a los criminales en flagrancia.- (El Informador)