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México (30 de agosto).- Para México, el petróleo ha sido por décadas una de las principales causas de fervor nacionalista, particularmente en lo que concierne a sus relaciones con Estados Unidos.
Por lo que muchos se sorprendieron cuando la petrolera estatal mexicana Pemex anunció en días pasados que el país importará petróleo crudo y, además, de Estados Unidos, tradicionalmente su mercado más importante de exportación.
Puede que México sea el noveno mayor productor de crudo en el mundo y ocupe el puesto doce a nivel mundial en cuanto a exportaciones. Pero el petróleo que sale del suelo mexicano no es siempre el que necesitan las refinerías de ese país para producir bienes de más valor agregado, como gasolina.
Por lo que ahora una parte de la gasolina elaborada en refinerías mexicanas va a usar petróleo estadounidense como insumo. El punto fundamental de este intercambio radica en que no todos los barriles de petróleo son iguales.
México intercambiará barriles de crudo “pesado” extraído en ese país por petróleo más “ligero”, proveniente de Estados Unidos, que los expertos aseguran se acopla más a las necesidades de las refinerías mexicanas.
El pasado 14 de agosto, el Departamento de Comercio de Estados Unidos indicó que se disponía a otorgar autorización para este singular trueque de crudo, luego que México hubiese solicitado permiso para un intercambio con Washington de hasta 100.000 barriles diarios.
El negocio tiene sentido para México, dice a BBC Mundo Mark Broadbent, experto de la firma de consultoría energética Woods Mackenzie.
Las refinerías de México no son tan eficientes procesando crudos “pesados”.
Una reciente subasta de campos petroleros en México no tuvo los resultados esperados.
Ese país necesita petróleo de la variedad “ligera” para producir gasolina y no encuentra suficiente de ese crudo en su territorio.
La razón es la suerte, dice el analista. “Ese no es el tipo de petróleo que más hay en los suelos del país”, señala.
Entre tanto, la demanda por gasolina se mantiene en el país y México tiene que importar gasolina procesada, a mayor precio, en grandes cantidades.
Por lo que el analista indica que traer más crudo estadounidense, extraido a poca distancia de la frontera, optimizará la producción de sus refinerías y ayudará a reducir el actual déficit de gasolina que experimenta México. En este sentido, importar petróleo debe ayudarles a tener que importar menos gasolina.
El experto mexicano en política energética Ramsés Pech también encuentra cierta lógica en este trueque de distintas variedades de crudo a través de la frontera entre Estados Unidos y México.
“Es un parche momentáneo para compensar el crudo ligero que falta en las refinerías”, indica Pech, aunque advierte que está pendiente la pregunta de “qué vamos hacer para conseguir más crudo ligero dentro de nuestros yacimientos”.
Este acuerdo entre Washington y México es pionero en varios sentidos. No habría sido posible antes, pues solo en 2014 México aprobó una reforma energética permitiendo que sus refinerías importaran crudo del extranjero.- (Agencias)