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Ciudad de México, México, 27 de septiembre de 2024
El trasplante de órganos suele ser la última esperanza para quienes enfrentan enfermedades graves e irreversibles. Este 26 de septiembre se conmemora el Día Nacional de la Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos en México, país en el que hay más de 23 mil personas en la lista de espera para recibir un órgano o tejido, según datos del Centro Nacional de Trasplantes (Cenatra).
Las autoridades sanitarias reconocen que de todos estos pacientes, sólo 7 mil lograrán acceder a este procedimiento vital para mantenerlos con vida. Más allá de las cifras, detrás de cada caso hay una historia de lucha, de esperanza, pero sobre todo, de grandes desafíos.
La Organización Mundial de la Salud indica que para satisfacer la demanda de órganos, se necesita de la disposición de 20 personas por cada millón de habitantes. Esta cifra no es alcanzada en la mayoría de los países y, en México, sólo se llega a un promedio de nueve donadores por cada millón de habitantes. Esto ocasiona que muchas personas mueran antes de poder recibir el órgano que tanto necesitan, según explican especialistas de la Revista Médica del Instituto Mexicano del Seguro Social.
Sin embargo, imagina por un momento el alivio de recibir la noticia de que se ha encontrado un donante compatible, después de meses o incluso años de espera. Se trata de un rayo de esperanza para las familias, una señal de que la vida puede continuar. Pero ese alivio a menudo se ve empañado por una realidad que muchos no prevén: el costo económico del trasplante.
No se trata solamente de la cirugía, que ya de por sí puede ser inaccesible para muchos, sino de todo lo que viene después: los medicamentos inmunosupresores que en algunos casos deben tomarse de por vida, las constantes revisiones médicas, y los cuidados especiales para evitar complicaciones.
El financiamiento en este proceso se convierte en otra barrera tan difícil de superar como la de encontrar un donante. Las familias deben lidiar con este doble golpe, mientras ven cómo la salud de sus seres queridos depende no sólo de la medicina, sino también de su capacidad para reunir fondos.
Jazmín Parra, Alfonso Domínguez, Luis Radilla y Ana Sarabia, distan en edad, ocupación y ciudad de origen, pero todos ellos tienen algo en común: están en proceso de ser trasplantados, pero las barreras financieras han frenado la operación que podría salvar su vida.
En la costa del Pacífico vive Jazmín, una mujer tapatía que debe realizarse hemodiálisis para mantenerse con vida. Después de una búsqueda incansable, logró hallar un donante compatible de riñón.
A pesar de todas las complicaciones que esta operación puede representar, es un rayo de luz para dejar atrás un tratamiento que ha desgastado su calidad de vida. Para lograrlo, busca recaudar 160 mil pesos a través de una colecta que le permita cubrir los gastos del trasplante.
A 620 kilómetros de distancia, en Morelos, vive Alfonso Domínguez, quien ha estado luchando durante varios años con una enfermedad silenciosa que deterioró gravemente su sistema hepático, afectando también su sistema nefrológico. Actualmente, necesita un trasplante de hígado y riñón para poder seguir adelante.
El costo de los cirujanos y especialistas no está cubierto por su seguro, y sus honorarios son muy elevados, por lo que con el corazón en la mano, ha decidido sensibilizar a la comunidad para recibir apoyo a través de donaciones. Su meta es reunir un millón 500 mil pesos.
Las afecciones que demandan un trasplante no distinguen edad. De sólo 21 años, Luis necesita un trasplante de médula ósea en la CDMX. Fue diagnosticado en febrero con cáncer de testículo en etapa 3, con metástasis en los pulmones y riñón.
Tras la operación de extracción del testículo derecho, inició un agresivo tratamiento de quimioterapia que incluyó cuatro ciclos de cinco días, con sesiones de ocho horas diarias. Aunque se esperaba que el cáncer desapareciera por completo, no fue así.
Ahora enfrenta el siguiente paso en su lucha: un trasplante de médula ósea, procedimiento extremadamente costoso que implica una quimioterapia destructiva que requerirá que le trasplanten una nueva médula. Este proceso es inalcanzable económicamente para su familia, por lo que buscan apoyo para seguir adelante a través de una recaudación de fondos.
Ana Sarabia, una mujer que ha sido el pilar de su familia, enfrenta la pérdida de visión que ha transformado profundamente su vida. El ojo derecho ya no se puede salvar, y el izquierdo apenas distingue sombras. El trasplante de córnea, con un costo de 250 mil pesos, es su última esperanza para recuperar la vista y calidad de vida.
Desafortunadamente, los fondos destinados para la cirugía se utilizaron en reparaciones tras el paso del huracán Otis. La familia busca apoyo urgente para cubrir el costo del procedimiento en los próximos dos meses, por lo que también ha decidido apoyarse en las donaciones a través de una colecta online.
A través de estas cuatro historias, vemos la urgencia de un trasplante pero también las duras realidades económicas que muchas veces no salen a la luz, esenciales para que la compatibilidad con un donante no se convierta en una oportunidad perdida. Han puesto parte de su esperanza en la comunidad confiando en que, con su ayuda, podrán salvar su vida.