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Mérida, Yucatán, México, 06 de diciembre de 2024
El Presidente Electo Donald Trump ha anunciado una serie de políticas económicas que buscan revitalizar la economía estadounidense y reforzar su lugar en el comercio global. Sin embargo, estas medidas han generado debates sobre sus posibles efectos. La presente nota examina tres políticas clave y sus potenciales implicaciones para México y para el ecosistema Fintech en Norteamérica.
La política comercial proteccionista de Trump incluye la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de México y Canadá, con el objetivo de incentivar la manufactura nacional y proteger empleos en Estados Unidos.
México y Canadá son socios comerciales clave de Estados Unidos, la implementación de aranceles generalizados de esta magnitud podría llevar a represalias, creando un entorno comercial más restrictivo que afectaría negativamente a todas las empresas manufactureras, en especial a las establecidas en México. Sin duda, una guerra comercial afectaría cadenas de suministro, frenando la llegada de nueva inversión extranjera directa a México.
Pero lo más grave de esta política, en caso de llevarse a cabo como está planteada, es que prácticamente desmantelaría el tratado de libre comercio entre estos tres países, dando reversa a la construcción de un bloque económico de América del Norte. Canadá sabe esto, de forma que busca excluir a México por temas laborales y ambientales, para minimizar daños, para Canadá, y volver a las épocas de una zona de libre comercio binacional con los Estados Unidos.
Bajo el escenario de que se impongan los aranceles discutidos, las consecuencias negativas de corto plazo en términos de actividad económica e inflación son negativos e importantes. En el largo plazo, México sufriría más ya que el último sostén institucional que lo hacía atractivo a la inversión, el T-MEC, en los hechos se cancelaría.
Asumiendo que Donald Trump en el fondo es racional, es decir que busca alcanzar ciertos objetivos importantes en su agenda, estimo que es poco probable. La retórica arancelaria podría ser solamente una estrategia de negociación para obtener concesiones políticas, como mayor cooperación en temas de migración, narcotráfico y atacar comercialmente a China a través de sus socios. Esto parece haber sucedido en el primer mandato de Trump, la diferencia es la escala a la que exigirá la cooperación de México en el tema de la inmigración. También, ahora se incluye el narcotráfico y a China.
Las autoridades mexicanas sufrirán estas y otras amenazas durante los siguientes cuatro años del segundo término de Trump. Tácitamente, México ha dado señales de que van a cooperar como tercer país para albergar las deportaciones de no nacionales en territorio de México, incluso a una escala varias veces mayor. También están mandando señales de que México buscará frenar importaciones e inversión de China, así como combatir la piratería con mercancía de este país. Donde no esta todavía claro que tanto accederá México, es en el alcance de la cooperación en el combate al narcotráfico. Existe el riesgo de que pidan la intervención militar activa de Estados Unidos en territorio mexicano, y de que México no lo permita.
El escenario más probable es uno donde México acepta las condiciones de Estados Unidos en inmigración, pero en relación con China y el narcotráfico accede parcialmente. Estados Unidos, aplica aranceles, pero no de forma generalizada, sino selectiva a ciertos productos como el acero, acusando a México de ser puente para bienes chinos. Pero, por otro lado, México podría beneficiarse con los aranceles de 60% a productos chinos que con toda probabilidad sí aplicará la administración Trump.
Una de las políticas más destacadas del Presidente Electo es la reducción del impuesto corporativo del 21% al 15%. La intención es estimular la inversión empresarial, fomentar la repatriación de capital y aumentar la competitividad internacional.
En el corto plazo, las empresas estadounidenses o extranjeras se beneficiarían de estas medidas. Para México, un entorno más amigable para hacer negocios en Estados Unidos competiría con los flujos de inversión extranjera que se esperaban a raíz del Nearshoring. El efecto es particularmente más potente si tomamos en cuenta los probables efectos adversos en México de las recientes reformas judicial, la eléctrica y la eliminación de órganos autónomos, que producen incertidumbre institucional y dificultades para asegurar un abasto eléctrico limpio y suficiente en México.
En el mediano plazo la medida puede tener efectos negativos en Estados Unidos. Reducir en esa magnitud la tasa de impuestos corporativos, sin ajustes importantes en el gasto o en otros impuestos, elevará el déficit, amenazará la sostenibilidad fiscal y aumentará la presión sobre la inflación por la vía de la demanda. Por tal motivo, las tasas de interés se verán presionadas al alza y una probable revaluación del dólar puede restarles competitividad a sus empresas locales.
Trump ha señalado su intención de revisar la Ley Dodd-Frank y flexibilizar regulaciones bancarias que, según él, han limitado la capacidad de los bancos de conceder créditos. Una menor carga regulatoria podría permitir mayor innovación y expansión en el sector financiero estadounidense, en especial en los startups Fintech aprovechando nuevas oportunidades de crédito y servicios financieros.
Sin embargo, la relajación regulatoria podría aumentar la exposición al riesgo financiero, particularmente en plataformas de préstamos peer-to-peer y los criptoactivos, donde la supervisión es ya de por sí limitada. Una percepción de desregulación podría disminuir la confianza del público en el sector financiero, afectando indirectamente a las empresas Fintech que dependen de la adopción masiva de sus servicios.
Las posibles políticas económicas del Presidente Electo Donald Trump representan un potencial cambio significativo en el panorama financiero de Estados Unidos. Para la industria Fintech, estas propuestas presentan un delicado equilibrio entre oportunidades de crecimiento e innovación y riesgos de estabilidad financiera. A medida que estas políticas se implementen, será crucial que las empresas Fintech adopten estrategias adaptativas, asegurando su capacidad para prosperar en un entorno en constante cambio. La clave estará en equilibrar el dinamismo del sector con la necesidad de confianza y estabilidad, tanto para los usuarios como para los inversores.