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No cabe duda que hubo una diferencia visible entre lo acontecido en el llamado informe ciudadano, donde además de la presencia del ejecutivo estatal hubo canto, baile, comida y bebida a discreción, invitados de todos los lugares del país y hasta artistas de televisión y el informe previsto por la ley, con ausencia de todo y un clima tan desangelado, como la heladez que se dejó sentir en la ciudad en estos últimos días.
Así por un lado, hubo reflectores, cámaras y micrófonos y excesos de todo tipo, por otra parte la opacidad y hasta el desaire a la ocasión, fueron las notas características.
Curiosa agrupación son los priistas que hacen todo lo contrario a lo debido y esperado, soslayando el acto prescrito por las leyes pero que no permite la promoción y el culto a la personalidad y otorgando relevancia a lo que escapa a lo previsto por la legalidad pero que autoriza a cometer todo género de excesos. Se dicen promotores y defensores del estado laico pero promueven eventos de cuestionable valor artístico en la catedral, se dicen un gobierno dotado de austeridad republicana pero su titular no vacila en hacer obsequios a actores televisivos con los que tiene relaciones amistosas, se dice un régimen que da resultados, pero aparte del culto a la personalidad y el gasto desmesurado en publicidad los resultados son francamente insignificantes, se dicen promotores de la justicia social y de los menos favorecidos de la fortuna pero no vacilan en ocultar la información correspondiente al estado de la hacienda pública, sin discusión un tema de interés prioritario para la población, se dicen partidarios de la equidad de género pero no vacilan en proteger y amparar altos funcionarios golpeadores de mujeres e incluso en premiarlos con supuestos viajes de estudio a costillas del erario, se dicen adversos a gravar los ingresos de los ciudadanos con mayor carga impositiva, pero no vacilan en contratar un empréstito que será solventado efectivamente con futuras participaciones de origen federal, pero que tienen origen último en las aportaciones ciudadanas de carácter fiscal, se enorgullecen de su origen revolucionario y popular, pero no vacilan en hacer sus candidatos a empresarios reputados por su pertenencia a las clases pudientes y para colmo de males, en recompensarlos con costosos regalos en tanto el pueblo carece de todo. Estos son aquellos que en época electoral se dicen amigos de todos y buscan pretextos para salir en la foto y ser tildados de amables, simpáticos y buenas gentes. Esa es la gente que tiene el descaro de llamar ineficientes y corruptas a las administraciones que han hecho de nuestra ciudad, una urbe moderna y con servicios de primera. ¿Qué pretendemos?, ¿Regresar a la época de las cavernas? El pueblo es quien tiene la palabra y decidirá lo que mejor se acomode a sus intereses. Ya no creamos en sus mentiras, Acción Nacional es la única opción que garantiza a la ciudadanía un gobierno honrado, donde la opinión del pueblo sea verdaderamente tomada en cuenta. Meridano, que no te engañen, ¡Si amas a Yucatán, vota por el PAN!
Luis Silverio Suárez Ancona