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No aceptaremos la decisión del autoritarismo, no aceptaremos las ansias del continuismo. No permitiremos que el poder público se reduzca a estar en las manos de unos cuantos, de un pequeño grupo de privilegiados que haga y deshaga a su completo antojo.
No aceptaremos que alguien pretenda convertir la alcaldía en botín político para beneficio de unos pocos. No aceptaremos en la alcaldía a alguien que abandona sus obligaciones a tres meses de haberlos contraído, porque significa que no siente el menor respeto por ellos.
No aceptaremos a un PRI victorioso sobre las cenizas de las instituciones democráticas, no aceptaremos tampoco a un PAN derrotado antes de presentar batalla a favor de la democracia y del bien común.
No aceptaremos un gobierno de bebesaurios, concebido para calmar las ansias de poder de un puñado de aspirantes a caciques, decididos a seguir mandando a través de sus hijos y familiares.
No aceptaremos la improvisación, el dispendio, el derroche, la falta de planeación, la opacidad, la ausencia de rendición de cuentas, la falta de transparencia y la visión de que el gobierno lo decide todo y la población se calla y obedece.
No aceptaremos la simulaciones, los proyectos de papel, inexistentes en la práctica e incapaces de llevarse a cabo, las posturas faraónicas que sacrifiquen a la población y que no aporten ni lo más mínimo en su beneficio..
No aceptaremos el sectarismo, la exclusión, la falta de tolerancia con la disidencia, las actitudes unipersonales y las conductas inadecuadas con el pueblo.
No aceptaremos los engaños patológicos, las mentiras sistemáticas, las escenografías inexistentes, las declaraciones falaces, las lágrimas de utilería, la sensiblería ramplona, el altruismo para la foto y la manipulación de las necesidades del pueblo sólo para halagar vanidades.
No aceptaremos más mega jaranas, más conciertos realizados a la ligera en los que se menoscaba la dignidad de los más para satisfacer a los menos, no aceptaremos homenajes a quien no se lo merece, organizados sólo para alabar desmesuradamente a los amigos.
No aceptaremos más logotipos que signifiquen más de lo mismo, plasmados con poca originalidad y con un color rojo, desagradable a todos los yucatecos.
No aceptaremos más la manipulación informativa y el pago por cobertura publicitaria, que no es otra cosa sino el precio de la complicidad por callar o por deformar la realidad.
No aceptaremos a un gobierno del estado con un notorio activismo electoral, con parcialidad manifiesta y empeñado en someter la rebeldía de una urbe que se niega a vender la dignidad.
No aceptaremos que regresen las mañas, los manejos sórdidos, el ansia desmesurada de medrar a costillas de las necesidades de la gente. No aceptaremos hipotecar nuestro futuro y el de las generaciones venideras.
No aceptaremos, pues, que nadie venga a cancelarnos la esperanza.