995 palabras
EE.UU (31 de marzo).- Se acerca la fecha límite para un acuerdo nuclear con Irán, el cual podría romper el delicado equilibrio en Medio Oriente y afectar las credenciales del Presidente Barack Obama en cuanto a política exterior.
“Obama quiere ser el Presidente que acabó con la guerra en Irak, ganó el Nobel de la Paz e hizo el acuerdo del siglo con Irán”, señaló a REFORMA Moisés Garduño García, profesor de la UNAM.
“(El iraní Hassan) Rohani y Obama tienen la oportunidad de salir con la frente en alto después de un problema de más de 10 años de polémica”, agregó el experto.
Las autoridades iraníes y de seis potencias (Francia, Gran Bretaña, Alemania, Rusia, Estados Unidos y China) trabajaban el lunes durante la noche para intentar llegar a un acto nuclear, el cual sería histórico al ser la nación asiática un país enfrentado con Estados Unidos por más de tres décadas.
El acuerdo propuesto iría eliminando poco a poco las sanciones económicas impuestas por Occidente a Irán a cambio de que éste reduzca en 30 por ciento la cantidad de máquinas centrífugas que tiene y sus reservas de uranio y se comprometa a sólo utilizar su programa nuclear para fines pacíficos como investigación médica.
Según declararon negociadores el lunes, todavía hay desacuerdos respecto a cuánto durarían las restricciones al programa de enriquecimiento de urano iraní, qué tanto tiempo tomaría levantar las sanciones y si éstas serían impuestas de nuevo de forma automática si Irán incumple sus obligaciones.
“Aún falta por definir la forma en la que Washington quitará o no las sanciones pues, para Irán, se está dando mucho y se está recibiendo poco. Estados Unidos y Francia quieren quitar las sanciones poco a poco, algo que a Irán no le es suficiente para vender el acuerdo ante la opinión pública interna como un triunfo”, afirmó Garduño García.
“Es ahora lo más cerca que todos los Estados implicados han estado de alcanzar un acuerdo grande y esperanzador”, agregó.
De concretarse, entonces, el pacto mejoraría relaciones de acrimonia entre Irán y Occidente, en momentos en que ya empiezan a cooperar en temas como el combate al Estado Islámico.
Pero también podría desmoronar los lazos entre Washington y sus aliados más próximos en Medio Oriente: Israel y Arabia Saudí.
Israel acusa que es un mal acuerdo que no impediría a Irán acceder a la bomba nuclear, mientras que los saudíes afirman que la belicosidad iraní se extiende de su armamento atómico al apoyo que da el Gobierno chiita a agrupaciones como los rebeldes houthis en Yemen y la milicia Hezbolá en los territorios palestinos.
“Para países como Arabia Saudí e Israel este acuerdo no es nada halagador, e incluso los países del Golfo han aprovechado esta coyuntura para acercarse a Rusia para hacer algunos negocios en varios rubros”, apuntó Garduño. Incluso, antes de que haya un pacto, las dinámicas regionales ya están cambiando.
Sin avisarle a Estados Unidos, por ejemplo, Arabia Saudí comenzó a bombardear a los houthis en Yemen la semana pasada.
“Los estadounidenses parecen muy despreocupados, como si dijeran: ‘Éste es su problema sectario, ustedes arréglenlo’”.
“Entonces tenemos que tomar acciones propias. El acuerdo podría llevar a que los saudíes y los turcos desarrollemos nuestros propios programas nucleares para contrarrestar el iraní, pero, por ahora, nuestras operaciones se concentran en destantear a Irán”, aseveró Jamal Khashoggi, ex asesor del Gobierno de Arabia Saudí.
Por su parte, el Presidente Barack Obama afirma que un acuerdo es la mejor manera de reforzar la seguridad de los Estados árabes descontentos, pues el que Irán desarrolle la bomba atómica sería más difícil con un pacto que al bombardear o atacar sus centrífugas.
Asimismo, analistas como Lina Khatib, del Centro de Medio Oriente de Carnegie en Beirut, mencionan que un pacto podría llevar a que Teherán sea menos beligerante, pues peligrarían sus nuevos intercambios económicos con Occidente si toma acción contra algún aliado estadounidense.
“De haber acuerdo, ganan todas las partes. Estados Unidos le demuestra al mundo que puede usar el derecho internacional y no sólo las armas como herramientas de política exterior, e Irán gana porque da un rostro de reinserción en la comunidad internacional y muestras de que su programa nuclear siempre ha sido pacífico, devolviendo la confianza en socios comerciales y aliados políticos”.
“Rusia gana también porque puede usar el pacto con Irán para disminuir la tensión geopolítica enconada que tiene con Estados Unidos en otras zonas como Ucrania; Europa gana porque podría comprar petróleo iraní a precios accesibles, tal como lo había hecho antes de las sanciones —sobre todo con el caos que hay en Libia y la falta de petróleo por la crisis en Benghazi—; y la sociedad iraní y la sociedad estadounidense —la sociedad internacional en general— ganan también, porque se exhorta a los gobiernos a velar por temas de seguridad humana en vez de envolverse en una nueva retórica belicista que solo complace a los productores de armas”, concluyó Garduño García.- (Agencias)