México (5 de agosto).- El origen de la deuda griega es simple: paso de ser una economía trabajadora, a una endeudada gracias al destello que cegó su realidad de trabajo, cuando abrió la puerta de la Zona Euro.

La actual crisis griega parece ser la vieja historia que se repite una y otra vez, al menos eso se puede pensar cuando se recuerda al fallecido Aristóteles Onassis, un hombre cuya ambición, tan permeada en la genética helena, lo llevó a convertirse en multimillonario poderoso y temido, en una era donde la isla tenía claras señales de crecimiento por el trabajo de su economía naviera, detonante innegable de su rápido crecimiento.

El crecimiento se mantuvo gracias al turismo, actividad que se convirtió en la caja registradora que hizo creer a la isla indomable, tal como lo demostró al desterrar a la Casa Real, cuando el Estado Griego, por medio de un referéndum, abolió la monarquía helena en 1974.

El crecimiento de la economía era muy fuerte, parecía imparable; a la par, el nivel de vida en la isla era muy alto, explica el economista en jefe de investigación y estrategia para América Latina de Barclays, Alejandro Grisanti, quien fue consultado por EL SEMANARIO, para entender a detalle el contexto de una Grecia cada día más expuesta a la ruina.

A manera de referencia, el especialista señala que hablar de la isla helena en la época de Onassis, es hablar de una economía pujante, “sobre todo en el sector turismo, que es su principal fuente de crecimiento y adquisición de divisas”.

“Es un país con una historia muy grande y digamos que el mundo y zona económica europea, le apuestan a que pueda salir de esta crisis”, detalla. Para Grisanti, hay mucho debate dentro de los economistas, en cuanto a la posible solución de la crisis.

“El problema de Grecia fue que al entrar dentro de la comunidad europea, gastaron muy por encima de lo que ingresaba, lo que los llevó a tener altos niveles de endeudamiento y terminar 2010 y 2011 con niveles de déficit fiscal, que podrían alcanzar doce puntos del Producto Interno Bruto (PIB)”, nos recuerda.

El ejemplo es fácil, al menos en palabras del economista radicado en Nueva York. “Cuando una familia gasta por encima de lo que le ingresa, los ajustes siempre son dolorosos, (…) para la nación, es lo que estamos viendo ahora, ajustes severos que al mismo tiempo evitan que la economía griega crezca y atados como está Grecia, a una moneda que difícilmente puede depreciar para incrementar productividad”.

Esta es la primera entrega de una serie elaborada por EL SEMANARIO, donde se descubre una Grecia convencida de que se puede desafiar las reglas capitalistas y vivir con ello.- (Semanario)