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Portugal, Lisboa, mayo 12 de 2017
Miles de peregrinos comenzaron ayer a concentrarse en el santuario mariano de Fátima, donde se ha desplegado un amplio dispositivo de seguridad para garantizar que la visita del papa Francisco discurra sin incidentes.
En la víspera de la llegada del Pontífice a territorio luso, el santuario empezó a llenarse de fieles que quieren ver de cerca a Francisco y conmemorar el centenario de las apariciones de la Virgen a tres niños pastores en esta localidad del centro de Portugal.
Según los datos facilitados ayer por el santuario, se espera que lleguen un total de 150 mil peregrinos congregados en 348 grupos de los cinco continentes, aunque este número sólo incluye las peregrinaciones registradas, a las que se unirán otros muchos fieles que han decidido ir por su cuenta.
En cuanto al número de religiosos, 8 cardenales, 71 obispos y dos mil sacerdotes estarán en Fátima, así como 40 confesores de distintas partes del mundo, “el doble de lo habitual”, puntualizó el santuario.
En términos globales, las autoridades esperan que cerca de un millón de personas se concentren en el recinto durante las celebraciones que oficiará el Pontífice.
Todos los peregrinos que van al santuario cuentan con una aplicación móvil, “Fátima17”, que les ayuda a orientarse en Fátima, con informaciones en inglés y portugués.
Uno de los puntos álgidos de la visita tendrá lugar mañana, cuando el Papa canonice a Francisco y a Jacinta, dos de los pastores que aseguraron ver a la Virgen y que serán los santos no mártires más jóvenes de la Iglesia católica.
El milagro que ha hecho posible esta canonización es el de la curación de un niño brasileño que en 2013, cuando tenía 5 años, sufrió una caída desde una altura de 6.5 metros y un traumatismo craneal que le dejó en coma.
La familia pidió a las carmelitas que rezasen por la curación del pequeño Lucas y, tras varias oraciones a Jacinta y Francisco, el niño despertó y se recuperó rápidamente, sin que le quedasen secuelas.
Los detalles del milagro reconocido por la Iglesia fueron ayer desvelados en Fátima por el padre del niño, João Baptista, quien dio las gracias a los dos pastores por la curación.
“Sabemos, con toda la fe de nuestro corazón, que el milagro fue obrado por los pastorcitos”, aseguró.