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Esta cena es lo más fácil de elaborar. Se puede preparar incluso con 1 día de anticipación para poder estar de invitado en tu propia reunión, sin tener que estar en la cocina mucho tiempo; o hacerla justo antes de que lleguen tus invitados y esperar a que todos tengan hambre para calentar y servir.
La salsa para la pasta: Se pone el aceite de oliva en una sartén, con todos los dientes de ajo enteros o cortados por la mitad y se fríen a fuego manso. Cuando empiezan a dorar se les echa el limón para que achicharrone. Entonces se le pone el perejil que se picó muy chiquitito. Se deja freír un momento sin dejar que se ponga oscuro. Se apaga y se deja a un lado.
La pasta: Se pone una olla —con suficiente agua para cubrir la totalidad de la pasta— a hervir con tapa. Cuando ésta suelte hervor, se le echa una cucharada de sal de mesa. Inmediatamente vas a ver cómo el agua entra en transformación calórica y sube de temperatura, y la dejas calentándose hasta que esté a borbotones. Entonces metes la pasta al agua y esta pasta, por ser muy delgada, se cocina super rápido, más rapido que ninguna otra, más o menos como en 4 minutos, pero hay que irla probando para que no se vaya a pasar. Tiene que estar suficientemente blanda, pero al mismo tiempo dura al morder, o sea al dente. Entonces se saca la pasta y se pone en un colador de verduras en la tarja y se enfría con agua corriente, moviendo la pasta con la mano para que se enfríe toda. Entonces se pone en un refractario y se le agrega la salsa de aceite con perejil y ajo que se hizo primero, cuidando que toda la pasta esté bien cubierta y homogéneamente distribuida. Así se deja la pasta incluso en el refrigerador si es para el día siguiente, tapado con plástico, para evitar que se reseque. Si es para el momento se deja afuera a temperatura ambiente hasta el momento de servir, que es cuando se le pone un poco de aceite de oliva en una olla, y se va echando la pasta poco a poco para que se vaya calentando sin que se pegue, de preferencia en una olla teflón. Y se termina con un poco de queso parmesano rayado, que no está entre los ingredientes porque no es muy necesario, pero es rico si así lo prefieres. Se sirve la pasta seca frita y lista…
Para el acompañante: Se pone en una sartén grande el aceite de oliva y se agrega la cebolla cortada en cuadros grandes; inmediatamente después se agregan los nopales, y a fuego fuerte se empiezan a freír, dándoles la vuelta de cuando en cuando, para que los dos se acitronen o sea, que queden blanditos y brien fritos. Entonces se le agregan los tomates secos al sol cortados en tiritas y se fríen un poco, agregándoles el queso de cabra para que se forme una salsa espesa y seca. Se sazona con badía.
Para la ensalada: Se lavan las hojas verdes de las lechugas, se secan y se enfrian. Si es lechuga orejona, por ejemplo, se lava toda la pieza boca abajo con suficiente agua con un poco de sal, como un chaca chaca, dejando las hojas pegadas a la raíz. Luego éstas se ponen boca abajo sobre un paño limpio en la nevera para que se enfríen las lechugas antes de cortarlas. Si es lechuga suelta, igual, se remojan con agua y luego se secan con un seacador de lechuga o con un paño con suavidad y se enfrian.
Los aguacates: No se cortan hasta el momento de servir, porque si no, se ponen negros. El aguacate se corta a lo largo por la mitad y se le da un giro para que se separe de la semilla. Un lado se va a quedar con la semilla y el otro no. A la semilla se le da un tajo con el cuchillo y se gira ligeramente para desprenderla. Entonces, una cuchara sopera se mete entre la cascara y la carne del fruto para separarlo y sacar la mitad entera. Así se sacan las 4 mitades, 1 mitad para cada comensal.
La vinagreta es simple: se combinan el aceite y el vinagre y se sazona con sal y pimienta. Se lleva a la mesa con una cuchara para que cada quien le eche a su aguacate y lechuga lo que uno quiera.
El postre: Este postre es archifacilísimo… Se abren las dos latas y se ponen en una olla. Se agrega la miel y la rama de canela y se deja que caliente. Entonces se disuelve la fécula de maíz en un poco de agua y se le agrega para que espese batiendo con un batidor de globo para evitar que se engrume… Se saca de la olla, se pone en un refractario y se espolvorea con canela en polvo y se mete al refri. Se saca y se sirve muy frío, para lo cual se puede meter momentáneamente al congelador.
¡Buen provecho!