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La quema de una palapa que servía como restaurante, hace unos 6 años, el robo de las regaderas de los baños de hombres, la pinta de grafitis en piscinas, bancas y columnas de palapas, así como el exterminio de las palmeras reales, recién plantadas, son algunos ejemplos del vandalismo ejercido sobre el acuaparque.
Empleados del Ayuntamiento señalaron que, pese al esfuerzo que hacen por cuidar las instalaciones, la vigilancia resulta insuficiente. Los muchachos se las arreglan para hacer de las suyas.
Señalaron que la quema de la palapa fue de hecho un acto de venganza porque el Ayuntamiento procedió contra un grupo de jóvenes que pintaron grafitis en el parque.
Añadieron que la situación se vuelve más preocupante cuando los jóvenes ignoran el señalamiento más importante: no bañarse en la laguna, lo cual atenta contra sus propias vidas.
Recordaron que en años anteriores han muerto algunos jovencitos por desobedecer esa importante norma.
Precisamente, para reducir ese constante peligro es que ya no se otorga el servicio de paseo en bote. Temen que por la falta de vigilancia pueda ocurrir un accidente.
Admitieron que aunque inversiones hechas al Acuaparque en gobiernos anteriores permiten a muchas familias tener un lugar de esparcimiento y recreación, hace falta más.
Por su parte, habitantes del fraccionamiento cercano siguen en espera de que las instalaciones y el servicio mejoren, así como también la vigilancia. En esa forma se terminaría el vandalismo existente.