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Mérida, Yucatán, México, mayo 17 de 2020
Me siento mal; acabo de escuchar una entrevista a persona experta en energías no renovables; se le pregunta por qué cree que este gobierno quiere matar cualquier proyecto que resulte en energía limpia y renovable en vez de uso de petróleo o carbón; la respuesta solo pudo ser especulativa.
“No hay nada racional en estas decisiones“, señala la entrevistada y añade:
“Excepto que resultará en más control de Pemex con CFE sobre los usuarios, los ciudadanos mexicanos; usuarios cautivos porque están matando la competencia que abría el sector a que los privados generen energía…”
La decisión del gobierno de México —ese que eligió 53.19% de los que votaron en 2018— es, claramente, una decisión que va en contra de:
1) los intereses del bienestar en la vida de los consumidores —en este caso, ciudadanos, a favor de los cuales debe funcionar el gobierno
2) en contra del planeta, al matar métodos de generación de energía más amigables con nuestro medio ambiente.
Las petroleras del mundo no encuentran cómo lanzar propaganda negativa en contra de todos los métodos de aprovechamiento de las energías renovables, ecológicamente limpias. Le rebuscan y pagan importantes cantidades a “investigadores” —verdaderos mercenarios de la “ciencia”— para que lancen en forma elegante y aparentemente “de gran valor científico”, diatribas falsas que solo persiguen acusar de dañinas formas que, de serlo, representarían menos de 10% del daño que hoy causan las energías fósiles.
En México esto es aún peor, porque el gobierno “duerme” con nuestro enemigo. El gobierno, con visiones nostálgicas, pero traidoras, de regresar al pasado de una CFE + Pemex monopolios energéticos, que los hizo fuertes y con gran capacidad de control, quiere hoy afianzar nuevamente el sistemita obsoleto, favorito del PRI controlador y totalitario, engañando así a un gran porcentaje de ese 53.19% de los que, sin entender las cosas, sin entender lo que podría suceder, fueron a “darnos” (a los que hoy somos verdaderas víctimas de esa profunda ignorancia electoral), un gobierno retrógrada, que va hacia atrás, que detesta la innovación y todo lo que tenga que ver con “empresa privada”.
Obvio: no se me ponga como el defensor de los privados, porque hay de privados a privados. En todo caso solo defiendo al ser humano, a su hábitat. Defiendo el derecho del ser humano de ser respetado y de que sus gobiernos sean una verdadera extensión de los intereses del humano como especie, y del hábitat como el único lugar en donde podemos existir y disfrutar del hecho.
Y el gobierno de la 4T está traicionando abiertamente los derechos de los humanos para los cuales existe. Ningún gobierno es ente independiente de los ciudadanos. México es una democracia que los de la 4T quieren desbaratar, romper, dejar en pedazos, para regresar a la pseudo-democracia del priito obsoleto que pensamos que había quedado en el pasado.
El peligro más grande de las democracias es exactamente la situación en que México ha caído con la 4T.
Las campañas políticas se basan en promesas. Un electorado con visión inteligente, sabrá captar cuándo las promesas son imposibles; leerá la lógica de las promesas y sabrá interpretar correctamente lo que conviene para el futuro. El problema es cuando el elemento “confianza en el político” se mezcla con mentiras que otros han repetido —sobre todo para hacer creer al mexicano que solo “el PRI sabe gobernar”— miles de veces hasta convertirlas en “verdades” (pero falsas) en la mente de un electorado engañado.
En México, esa perfecta manera que tenemos de contar votos —con la participación de 1.3 millones de ciudadanos— lograda solo por la terquedad ciudadana de los que crearon el IFE —hoy en la mira de la 4T para desprestigio, porque no siempre fue favorable a sus deseos— es el arma buena que ahora se cierne sobre nosotros. Ese 53.19% que asentó un voto que ahora resulta a todas luces totalmente equivocado, ha provocado que ese 46.81% restante sea castigado con decisiones que jamás consideró válidas o convenientes.
Las cosas son peores aún: elaboran consultas populares y toman decisiones en base a lo que esas consultas determinan. El ejemplo de lo burdo de ese método es el castigo al NAIM. Las votaciones debieron haberse recopilado solamente entre personas con boletos de avión listos para abordar o al descender de los aviones. Son los únicos ciudadanos realmente conocedores del uso de aeropuertos y, por lo tanto, los únicos afectados por la decisión sobre cómo y dónde construir un aeropuerto. Son los ciudadanos que serán afectados negativamente con la existencia de 3 aeropuertos para “servir” una de las zonas urbanas más importantes del mundo. Las grandes ciudades con más de un aeropuerto, escogerían mil veces tener uno que más de uno.
Decisión tras decisión, este gobierno federal va llevando a México hacia atrás. No han tomado una sola decisión favorable al futuro del país. Todas las decisiones tomadas han sido retrógradas, reaccionarias, de retroceso. Es un gobierno enemigo del futuro de la ciudadanía.
Esa enemistad queda más clara que nada cuando se analizan las decisiones tomadas en torno al tema de las energías. Los precios “bajos” de las gasolinas son “arma de dos filos”: 1) el estado ingresa menos, 2) debe tomar de las contribuciones en lugar de que pague quien la usa; o 3) endeudarse, además de que refinar el tipo de petróleo mexicano cuesta más y rinde menos. De allí que ese proceso se encargue a grandes refinerías que tienen la capacidad y que no requieren la gigantesca inversión; porque cualquier inversión en refinerías que hoy se haga, no será recuperable —a menos que ganen las “teorías de la conspiración” de los intereses creados en combustibles fósiles.
La política energética de la 4T es
1) Contaminante 2) Costosa 3) Ineficiente
Nada tiene a favor del ser humano, el ciudadano al cual deben servir las decisiones que se tomen. ¿En dónde quedó la conexión entre ese tipo de decisiones los ciudadanos a los que afecta en forma negativa hoy y en el futuro?
Las decisiones malas en torno a energéticos se convierten e en verdaderos “crímenes históricos” en contra del ser humano y de las demás especies.
En esto las cosas de la 4T están mal, muy mal, de lo peor. ¿Cómo podemos todos los ciudadanos hacer que las cosas cambien? ¿Cómo podemos hacer para que ese tipo de decisiones no se tomen?
Empresas privadas habían hecho importantes inversiones en centros captadores de energía solar que sería introducida a las redes de la CFE. En forma unilateral y violando toda simple ética de negocios limpios y honestos, la CFE —el gobierno de la 4T hoy— decidió cancelar cualquier contrato de conectar esos centros de producción de energías limpias a las redes que usamos los ciudadanos.
Cancelar esos contratos significa actuar en perjuicio 1) del planeta y 2) de los consumidores mexicanos. ¿Piensan ellos invertir dinero mexicano en levantar esos centros productores de energía para no usar el de los empresarios privados, que el Tlatoani de la 4T odia tiernamente? Es posible. Obvio, no lo van a decir ahora, cuando en forma unilateral violan contratos con privados.
Dicen que se podrá “revocar el mandato” para sacar al presidente mediante consulta popular. ¿Saben o entienden los que participarían en esas consultas en qué consiste lo que este gobierno está haciendo que no conviene ni a los ciudadanos ni a la comunidad de humanos y demás especies del planeta? ¡Ese es el problema de la “democracia electorera”! El voto del que ni sabe ni entiende ni le interesa vale lo mismo que el voto de quién entiende la cuestión a cabalidad.
Y ese problema solo se puede solucionar como lo sugiere el Dalai Lama: “Educación, educación y más educación”.
Me temo que es fácil darnos cuenta de que para esa gran sugerencia, ahora, en este momento, no hay tiempo.
Se necesitan otros métodos, otras formas, otros mecanismos. Pero es necesario detener los disparates que este grupo con poder está aplicando todos los días.