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Mérida, Yucatán, México, mayo 15 de 2020
El nuevo Coronavirus SARS Cov-2, conocido como Covid-19, es un virus que sale por la boca o nariz del portador. Solo tiene que hablar.
Por eso se les pide a todos el uso del cubre-boca.
Por lo anterior, no entiendo por qué L-Gattel dice que “no es útil” el cubre-bocas.
Si lo tienes y te cubre la nariz, es útil. Cuando hables o respires, todos los virus del portador quedan atrapados en su cubre-bocas.
Pero si no tienes el virus tú, entonces te pones el cubre-bocas para impedir que lleguen a ti los virus que saltan de las bocas y narices de los demás que sí lo tienen (o no, es igual).
Los que lo tienen, cuando hablan o respiran, lo van lanzando. Si no tienen cubre-bocas, se queda en todos los objetos que otros tocarán unos minutos después.
Aún con cubre-bocas, si tocas esas superficies con el virus aún activo en ellas, no pasaría nada si no fuera porque te llevas la mano a la cara y por tus ojos podrá entrar.
Los portadores del virus no son evidentes. No se puede saber hoy quién ya lo está portando y llevando consigo.
Además del cubre-boca, es conveniente portar un cubre-cara. Esto protegería los ojos como puntos de entrada del virus, además que protege a uno mismo del descuido de llevarse las manos a la cara.
El virus también entra por las vía urinarias. Y la gente también se toca las partes relacionadas con las vías urinarias.
Todos dicen que es una maravilla el sistema inmunológico y que es lo que debemos tratar de lograr: ser inmunes al virus. Para ello, el virus debe entrar a nuestro organismo y ser detectado de inmediato, creando anticuerpos en contra. Si no entra, siempre estarás sensible a que algún día entre. Pero si dejas que entre, no sabes cuáles pueden ser las consecuencias.
Es un virus muy extraño. Ataca y deja graves o mata a los que tienen esas enfermedades crónicas —casi ausentes en los que comen al estilo vegetariano estricto— como diabetes, hipertensión arterial, problemas cardiovasculares o cáncer. A otros no les hace absolutamente nada. Ni cuenta se dan que lo tuvieron. A algunos los hace sentir muy mal; han contado que no soportaban la situación en que de pronto se vieron: estaban deseando “saltar por la ventana”.
De los confirmados que lo han tenido, como 6% mueren. Especulan que por cada confirmado, hay 10 que lo tienen o han tenido. O sea que de cada 1000 que lo tienen o tendrán, 6 morirán. Divide el total de habitantes de tu ciudad entre 1000 y lo multiplicas por 6: es el total de los que morirán en unas cuantas semanas.
En el mundo hay 7.7 mil millones. Eso, entre 1,000, nos da 7.7 millones, esto es, como 46 millones que finalmente morirán si se deja que libremente fluya. Entre esos 46 millones no están contados los que “saltarán por la ventana”, cuando no soporten el malestar que sentirán.
Hubo un tiempo en que para viajar debías estar vacunado contra varias enfermedades, todas ellas producidas por virus. Ese tiempo habrá regresado en cuanto salga la vacuna. En Israel están hablando de un “anticuerpo” para inyectar; no es lo mismo que vacuna.
La vacuna provoca que el cuerpo genere el anticuerpo; el anticuerpo es el defensor directo.
Hay que entender a cabalidad el mecanismo del contagio. Nadie sabe si pertenece al grupo de los 46 millones que morirán.