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Mérida, Yucatán, México, 3 de junio de 2024
Si hablamos de la historia democrática de México, el número 200 es muy significativo, pues es la cantidad de años que han pasado desde la primera elección de un Presidente, pero eso no es todo, pues ese caminar de dos siglos es el mismo que ha tomado que una mujer encabece el país.
Con el reciente triunfo de Claudia Sheinbaum Pardo en las urnas, en México se rompen paradigmas: las mujeres sí pueden ser presidentas y ser, al final del día, lo que ellas quieran.
“Me parece que en términos simbólicos y descriptivos es sumamente relevante el hecho de que por primera vez en la historia de México tengamos a una mujer en la Presidencia (…) imaginemos qué representa esto no sólo para las mujeres que salimos a votar a las urnas, sino para las niñas de todo el país”, dice en entrevista la politóloga Alejandra Tello.
Fue en octubre de 1824 que se eligió a Guadalupe Victoria como el primer presidente de la nueva República de México. Desde entonces han pasado en total 65 mandatarios hombres al frente de México y el resultado de la elección que acabamos de vivir, marca un hito.
Para llegar a este punto, el camino fue largo, desde la primera elección de un presidente tuvo que pasar más de un siglo, hasta el 3 de julio de 1955, para que las mujeres en México pudieran ejercer el voto por primera vez en una elección federal.
Lo revelador no acaba ahí, pues pese al derecho garantizado, en papel, para que las mujeres fueran votadas y pudieran votar, fue hasta 1982 que una de ellas compitió como candidata a la Presidencia: la activista y madre buscadora Rosario Ibarra de Piedra.
Desde entonces sólo ocho mujeres han tenido una candidatura de ese tamaño.
Claudia Sheinbaum Pardo nació el 24 de junio de 1962 en la Ciudad de México, científica de profesión, se convirtió en la primera presidenta de México, respaldada por entre 58.3 y 60.7% de los votantes, según datos del Conteo Rápido del Instituto Nacional Electoral (INE).
La exjefa de Gobierno de la Ciudad de México es vista como un perfil muy cercano al aún presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien acompañó en sus tres campañas presidenciales y quien, al parecer, le habría externado su beneplácito desde septiembre de 2021, cuando la ‘destapó’ levantándole la mano durante un evento en la alcaldía de Tláhuac, Ciudad de México.
Hoy, la primera presidenta de México es doctora en Ingeniería Energética, por la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Su amplia experiencia en la ciencia y el medio ambiente hace lucir corto a su andar político: es una física e ingeniera especializada en eficiencia energética, sostenibilidad y acciones contra el cambio climático.
Además, la morenista ha presumido que lleva en la sangre la conciencia social, pues sus padres, el químico Carlos Sheinbaum Yoselevitz y la bióloga Annie Pardo Cemo, participaron en el movimiento estudiantil de 1968, que ella siguió en su niñez.
Al día de hoy, en México son asesinadas en promedio 10 mujeres al día, una cifra que nada ha cambiado desde el arranque del actual sexenio, encabezado por el presidente Andrés Manuel López Obrador, desde diciembre de 2018. La deuda con ellas sigue pendiente.
Pero no sólo están las mujeres víctimas de homicidio y feminicidio, también está pendiente el acceso a la justicia, pues según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio, el 95% de los casos de mujeres asesinadas queda impune.
En este sentido, María de la Luz Estrada, coordinadora del Observatorio, considera que si bien es muy relevante que una mujer haya llegado a la Presidencia, es importante que en el contexto actual se avoque a trabajar en acciones que garanticen a las mujeres una vida libre de violencia y el respeto a los derechos humanos.
“No significa que al gobernar una mujer esto sea una varita mágica, ni que el estar una mujer al frente va a garantizar los derechos de las mujeres, sin embargo para un país como México, donde a las mujeres las asesinan por su condición de género, es muy importante el mensaje que se da (…) está una mujer al frente y llega con muchos muchos problemas, se va a enfrentar de antemano a un país que quiere resultados, quiere respuestas claras que no han podido resolver”, dice.
Para darnos una idea de cómo afecta la violencia de género a la mujeres bastan unos datos. Para este sexenio, por ejemplo, la cifra de llamadas al 911 relacionadas con incidentes de violencia contra la mujer, pasó de 172 mil 210 en 2018, a 336 mil 453 en 2023, lo que significa un aumento del 95%.
Por otro lado, en este gobierno se disparó el número de mujeres que denunciaron ser víctimas de extorsión, pasando de 2 mil 244 en 2018, a 3 mil 798 en 2023, es decir un incremento de 69%.
Sin que se asuma a sí misma feminista, Claudia Sheinbaum usó en sus discursos la frase recurrente “es tiempo de mujeres”.
En sus promesas de campaña para este sector incluyó un reforzamiento, con sesgo de género, a los programas sociales de López Obrador, de quien dice, busca seguir con su proyecto transformador.
Por ejemplo, en campaña anunció el programa ‘República de y para las mujeres’, en el que se le busca dar a las mexicanas de 60 a 64 años un apoyo mensual equivalente a la mitad de la pensión de 65 y más.
Además propuso enviar al Congreso de la Unión una iniciativa para elevar a rango constitucional la igualdad sustantiva y el derecho a una vida sin violencia, abriendo paso al aval de la Ley Olimpia y la Ley Vicaria, así como incentivar gabinetes patrios y eliminar la brecha salarial.
También ha puesto en la mira el desarrollo de un sistema de cuidados, así como acciones contra la violencia de género y familiar.
En este sentido, María de la Luz Estrada consideró que, si bien es relevante que ese eje de continuación haya sido la carta fuerte de Sheinbaum, el nuevo gobierno debe ser analítico y, entre otras cosas, tener diálogos con la sociedad civil, experta en las diversas problemáticas que afectan a la ciudadanía.
“Puedes dar continuidad a algunas cosas, pero tienes que revisar qué cosas fallaron. Hoy se habla de una crisis en materia de derechos humanos, que México no ha podido salir de ella”, señala.
Entre otras cosas, la activista considera importante que Sheinbaum eche para atrás la militarización, trabajar por una policía civil, que se invierta mayor recurso para que las autoridades identifiquen los restos de más de 10 mil desde 2021 y que se garantice la labor de periodistas y defensores y defensoras de derechos humanos.
Pero que Sheinbaum haya ganado la elección no sólo supone un triunfo, sino un reto: que ella pueda gobernar sin presiones y sin que la terminen convirtiendo en víctima de violencia política de género, dice al respecto la politóloga Alejandra Tello.
“Hay varios estudios que que van demostrando el sesgo que hay de género cuando las mujeres participamos en política en todos los aspectos: desde las personas que integran su gabinete y quienes están desde afuera no pudieran seguir ejerciendo control ella, hasta que la propia ciudadanía cae en estos estereotipos y generamos violencia”, dice.