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Un avance de 90% en el registro de los 68 sitios donde se han hallado vestigios de pecios de los siglos XVI al XX, y que conforman parte del patrimonio cultural sumergido, han logrado efectuar especialistas en arqueología subacuática del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), en la barrera arrecifal de Banco Chinchorro, en Quintana Roo.
En días pasados, especialistas adscritos a la Subdirección de Arqueología Subacuática (SAS) del INAH concluyeron la más reciente temporada de exploraciones en esta porción del mar Caribe, donde además de llevar a cabo el monitoreo de los sitios se registró el hallazgo de un timón moderno, cuya antigüedad se calculó de mediados del siglo XX.
La arqueóloga subacuática Laura Carrillo Márquez, directora del proyecto Inventario y Diagnóstico del Patrimonio Arqueológico Sumergido en la Biósfera de Banco Chinchorro, informó que este hallazgo se suma al registro que desde 2006 se lleva a cabo en este lugar. “Se trata de una pieza de 3.8 metros de diámetro acompañado de un cable de acero con una extensión aproximada de 4.5 metros, que concluye en la bita o poste del barco que sirvió para sujetarlo al muelle”.
“Hemos deducido que este timón fungía como refacción y era parte de un cargamento de un navío contemporáneo”, abundó la experta al referir que este reciente hallazgo —hecho a 20 pies de profundidad— complementa los trabajos de temporadas anteriores en las que se habían contabilizado 67 sitios arqueológicos.
En dicho número de espacios sumergidos se reúnen cinco siglos de historia de las rutas de navegación en el mar Caribe, representados en objetos aislados como anclas, timones, piezas de artillería, cerámica, y piedras de lastre, hasta restos de embarcaciones hundidas.
La elaboración de este inventario permite dimensionar el valor histórico de este patrimonio sumergido, así como las acciones para su protección y conservación. Asimismo, facilita los estudios sobre el desarrollo histórico de la construcción naval y los cambios en el diseño de embarcaciones a partir de restos de pecios de origen ruso, español, inglés, chino y norteamericano. Adicionalmente, el inventario permitirá contar con un Sistema de Información Geográfica actualizado sobre el patrimonio cultural sumergido y sustentar el Programa de Manejo de Recursos Culturales Sumergidos, a cargo de la arqueóloga Adriana Velázquez, directora del Centro INAH-Quintana Roo.
Entre otras de las labores realizadas en la reciente temporada de exploraciones en Banco Chinchorro, se hizo el registro fotográfico de los restos del navío Cuarenta cañones (siglo XVIII), así como la toma de muestras de materiales que servirán para monitorear los cambios morfológicos y factores de degradación, la erosión marina o la explotación turística del lugar, abundó Carrillo Márquez.
Mediante diversas inmersiones se realizó el registro subacuático, consistente en un levantamiento gráfico de cada uno de los 68 sitios sumergidos, a través de un croquis dibujado en el fondo marino sobre papel herculene o poliester, y el posterior procesamiento de la información para la comparación de los datos obtenidos en anteriores temporadas.
Los planos permitieron referenciar de forma directa los sitios y los elementos que los integran (anclas, balas, cerámica, entre otros), para su consulta e interpretación por parte de los especialistas. Entre los levantamientos gráficos elaborados se encuentran los de las áreas conocidas como El Ángel, Clavazones del sur, Cuarenta cañones, La Anclita, Emily II, El Imposible, Ocho almas y El olvidado, entre otros.
En la exploración subacuática en Banco Chinchorro, con duración de 10 días, participaron las arqueólogas Vera Moya y Lisset Pedroza de la SAS; el historiador de la UNAM, Rafael Reigtcherde; el camarógrafo y fotógrafo Jerónimo Avilés y el arquitecto Octavio del Río, ambos del INAH; quienes durante las inmersiones realizaron actividades específicas para el registro del inventario.
Además se contó con el apoyo del guardaparque Felipe Fonseca y el capitán José Enríquez, ambos adscritos a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (Conanp), quienes se encargaron de la operación del campamento ubicado en Cayo Centro y de la transportación marítima.
La Reserva de la Biósfera de Banco Chinchorro cuenta con una extensión de 144,360 hectáreas. Es un parque natural basado en el desarrollo sustentable y la conservación a cargo de la Conanp. Tiene una forma elíptica y presenta una gran laguna arrecifal en su interior, que incluye un banco arenoso de 46 km.