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No es lo mismo que una economía esté en proceso de inflación a que en una economía estén aumentando los precios de los productos. Es cierto que el inmediato resultado de un proceso de inflación es el aumento de los precios, pero no todo aumento de precios es resultado de la inflación.
El gobierno federal ahora recibirá más dinero por concepto del cobro del IVA. En vez de 15%, está ya recibiendo 16%. Esto aumenta los precios de todos los productos que el consumidor paga. Esto no afecta los costos de las empresas o de los negocios; sencillamente tendrán más IVA que pasará por sus tesorerías pero que finalmente sea entregado a las arcas federales.
Además, las empresas de telefonía celular deberán cobrar 3% por los servicios. Este 3% será pagado por los que usan teléfonos celulares, es decir, casi uno por hogar, por lo menos. Éste es dinero "fresco" que le estará llegando al erario federal para pagar cosas que nos caen mal —sueldos de diputados y senadores, propaganda electoral—, cosas que no sabemos aún si nos convienen o no —lucha contra la delincuencia organizada— y, finalmente, todo lo demás: subsidio a la energía eléctrica que consumimos, al gas con que cocinamos y millones de cosas más, amén de los sueldos de los millones de empleados públicos federales —burócratas.
Otra importante parte de ese dinero se irá a los gobiernos de los estados para que los gobernadores libremente decidan en qué usarlo.
Y una parte de ese dinero, finalmente, se usará para comunicar a los ciudadanos asuntos de importancia nacional, tanto para que se sepa lo que se hace como para que se sepa con qué cuenta como ciudadano.
¿Van realmente las entidades de gobierno a contar con más recursos? Difícilmente, porque lo que Pémex le reporta al gobierno federal ha ido disminuyendo progresivamente. El gobierno federal está obligado a encontrar formas de sustituir lo que recibía o recibe de Pémex; debe liberar las finanzas de esa empresa y dirigirlas hacia el desarrollo y crecimiento de ella misma.
En resumen, a pesar de que los residentes en México estarán pagando un poco más de contribución por cada peso que eroguen en productos que causen IVA, las entidades gubernamentales realmente no dispondrán de más, sino, efectivamente, de menos recursos. Esto está sucediendo, afortunadamente, en un momento en que las repudiadas "fórmulas neoliberales" están demostrando haber funcionado. La reserva de US$90 mil millones (90 millardos) de México es demostración fehaciente de que llevar las finanzas con responsabilidad administrativa retribuye a final de cuentas. Compárese esto con la galopante inflación de Venezuela, que está ahora provocando una devaluación que enfurece a Chávez, personaje que ahora está haciendo el numerito que López Portillo hizo en su momento: tratar de encontrar culpables.
Esas contribuciones nuevas —3% de celulares— o aumentadas —16% del IVA— no son inflación sino aumento de precios o disminución efectiva de la capacidad adquisitiva de los ciudadanos. Para que se produzca el fenómeno de inflación debe darse una condición: que la cantidad de dinero en circulación aumente sin que la producción lo haga al mismo tiempo. Y esto no es lo que ahora está sucediendo en México. El dinero en circulación es el mismo, pero ahora una mayor parte de él debe irse a las arcas del gobierno para que sea éste la entidad que decida qué hacer con él, en vez del ciudadano.
Un aumento de impuestos es una disminución de poder de decisión del ciudadano medio y un aumento de ese poder por parte del gobierno. Esto no representa ningún problema cuando el gobierno es una prolongación natural de la sociedad; una prolongación suave y aceptada por la sociedad. Sí representa un problema cuando el gobierno, como entidad, no goza de un consenso de aprobación generalizado. La popularidad de Calderón es aún bastante alto (arriba de 60%).
¿El peligro? A menos que el gobierno decida consumir lo que los ciudadanos no consumirán, el peligro es la deflación que se traduce en falta de crecimiento y posterior problema constante de escasez. Para que una economía crezca es necesario que la producción aumente al mismo tiempo que aumentan los consumidores en número o en poder adquisitivo. Esto podría haber sucedido con el IVA generalizado y un sistema de contribución basado en premiar la eficiencia. Esto, no sucedió ni está sucediendo con los cambios fiscales dados.