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*México (10 de marzo).-
Entre Foals y Noel Gallagher hay una relación tensa, pues el líder del extinto Oasis dijo, en noviembre, que al grupo nadie lo recordará en 12 años. Sin embargo, los músicos consideran al mayor de los Gallagher como un fan de clóset.
“En secreto, (Noel) es nuestro mayor admirador. De hecho, ya le dijo a la prensa que le gustó nuestro último álbum (What Went Down, 2015).
“No sé por qué, pero le gusta tirar mierda, le encanta provocar. Esa es la esencia de los Gallagher, al final”, comentó Yannis Philippakis, vocalista de la agrupación inglesa de rock.
Por ironías del destino, tanto Foals como Noel tocarían ayer al mismo tiempo en la Ciudad. La banda, en el Pepsi Center WTC, y el segundo, en el Teatro Metropólitan. Jimmy Smith, guitarrista, indicó que eso demuestra la vigencia del rock inglés a nivel mundial.
“Siempre ha habido excelentes propuestas en Gran Bretaña, y (la idea) se fortalece con el regreso de las más brillantes, como Blur. La audiencia disfruta de ello y de nosotros”, puntualizó.
En octubre pasado, Foals iba a presentarse en el Pepsi, pero canceló porque Philippakis tuvo una fuerte infección en la garganta.
Este miércoles saldaron esa deuda en el mismo inmueble. Los intérpretes de “Mountain at My Gates” aseguraban estar muy felices de poder cumplir.
“La cerveza de aquí es de las mejores, en serio. Ni hablar de su comida. Aunque no tendremos tiempo libre, nos dimos un momento para ir a comer tacos al pastor, los amamos.
“Su mezcal y tequila son excelentes. En Inglaterra estuvo de moda tomar ‘shots’, pero era un tequila horrible. Lo mejor de estas bebidas es tomarlas directamente de la botella. Eso es glorioso”, agregó el guitarrista.
Prenden con su rock
Más rockero el show de Foals no pudo estar, este miércoles por la noche en el Pepsi Center WTC.
Antes de que los músicos salieran a escena, a las 21:30 horas, una distorsión empezó a cobrar vida en el inmueble.
Cuando el ruido ya era inminente ante el oído, las luces se extinguieron para darle paso a la expectación, materializada en gritos y chiflidos.
“Snake Oil”, rola cruda y estridente en guitarra, fue la forma en la que los músicos dijeron “hola” a los 7 mil 700 asistentes que abarrotaron el lugar, según organizadores.
Yannis Philippakis, voz y guitarra; Walter Gervers, bajo; Jack Bevan, batería; Jimmy Smith, guitarra, y Edwin Congreave, teclado y sintetizador, ya tenían a todos enganchados y nunca más les hicieron falta palmas y vítores.
“Muchas gracias. Finalmente, México”, dijo en español el cantante, tras tocar “Olimpic Airways” y “My Number”.
Cabe mencionar que este espectáculo estaba programado el año pasado. Una infección en la garganta le impidió a los ingleses pisar el País y Sudamérica. Pero con lo derrochado en el entablado, saldaron su deuda.
Y para demostrar que sus incondicionales no guardaron nada de rencor, estos se entregaron hasta en el mínimo detalle, como sucedió en “Balloons”, en la que muchos de ellos soltaron globos en el aire.
Para ser parte de esa euforia, Philippakis bajó del entarimado para entrar en contacto con la muchedumbre apretada en barrera. Todo el auditorio enloqueció en un grito ante ese gesto.
El remate a sus emociones llegó cuando opinó sobre el tema tendencia del momento: Donald Trump.
“Creo que todos podemos decirle a Donald Trump que se vaya al carajo”, arremetió, antes de “A Knife in the Ocean”.
A las 23:00 horas, Foals dijo adiós con la frenética “Two Steps, Twice”, que dejó con ganas de más rock a los escuchas.