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México (11 de septiembre).-
Los seres humanos poseen un conjunto de bacterias que viven en el intestino, conocido de manera coloquial como “flora intestinal”, aunque su nombre correcto es el de microbiota.
Estos microorganismos protegen al cuerpo, ayudan a digerir los alimentos, regulan la función del cuerpo y lo defienden del ataque de gérmenes externos.
Sin embargo, cuando la microbiota no es sana coadyuva a problemas como el dolor, la diarrea, la falta de digestión, la obesidad y algunos tipos de colitis.
Para mejorar su función o lograr una microbiota sana, desde 2013 se realiza en Europa uno de los procedimientos considerado como “innovador” para la ciencia, denominado “trasplante fecal”.
“Si consideras que la microbiota es un órgano, sacas una y metes otra en palabras fáciles, pero lo que haces realmente es tomar microbiota de las heces de un sujeto sano para trasplantarlas a otro”, explicó Franco Scaldaferri, miembro de la Sociedad Italiana de Gastroenterología (SIGE).
El doctor italiano, quien en fecha reciente visitó México para participar como el principal exponente de la Décimo Reunión Latinoamericana de Expertos en Microbiota, dijo que el procedimiento es una salida efectiva para los pacientes graves o severos.
“Tomas la microbiota de las heces, se lava, se prepara y se pone en el cuerpo de otra persona con una sonda nasoduodenal, por enema o por colonoscopia”, describió el especialista.
Scaldaferri reconoció que el nombre llama la atención en países de América Latina, y por ello ya se realizan congresos sobre el tema.
“No se trata de una intervención quirúrgica, no es un trasplante real, porque tampoco hay que dar inmunosupresión para obtenerlo”, subrayó el miembro de la Sociedad Gastroenterológica Americana (AGA).
El gastroenterólogo indicó que el procedimiento se volvió popular después de demostrar que tras la intervención en personas con Colitis Costridium Difficile, el trasplante fue 60 por ciento mejor que los antibióticos.
El médico destacó que también se realiza en pacientes con colitis ulcerosa y que ya se sugirió para la obesidad y la resistencia a la insulina.
“En medicina siempre hay equilibrio, siempre hay que hacer algo bueno para un paciente que sufre mucho y hacerlo seguro, tanto a corto como a largo plazo”, acotó.