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México (9 de febrero).-
“En Buenos Aires era más ansioso, no era como ahora. Hay corrupción en el Vaticano, pero yo estoy en paz”. Lo dijo el papa Francisco el 25 de noviembre último en un encuentro con 140 Superiores Generales de Ordenes y Congregaciones religiosas masculinas. Entonces hubo preguntas y respuestas que fueron transcriptas por el padre Antonio Spadaro, director de la revista La Civiltá Cattolica, que para su edición número 4000, que saldrá pasado mañana, publicó la versión integral del diálogo.
Según un anticipo publicado hoy por el Corriere della Sera, durante esa charla el Papa volvió a decir que si bien “hay corrupción” en el Vaticano, se siente “en paz”. Y confesó que “era más ansioso” cuando vivía en Buenos Aires, donde fue arzobispo desde 1997 hasta que partió para el cónclave de 2013, que lo eligió.
Pese a los desafíos, las tensiones, oposiciones, usted nos ofrece el testimonio de un hombre sereno, de paz. ¿Cuál es la raíz de su serenidad?
¡No, no tomo pastillas tranquilizantes! Los italianos dan un buen consejo: para vivir en paz hace falta un sano menefreghismo [de la frase me ne frega, en italiano, que significa “me importa un bledo”]. No tengo problemas en decir que lo que estoy viviendo es una experiencia completamente nueva para mí. En Buenos Aires era más ansioso, lo admito. Me sentía más tenso y preocupado. En suma: no era como ahora. Tuve una experiencia muy particular de paz profunda en el momento que fui electo, que no me abandona más. Vivo en paz. No sé explicar (…). En las Congregaciones Generales se hablaba de problemas en el Vaticano, se hablaba de reformas. Todos las querían. Hay corrupción en el Vaticano. Pero yo estoy en paz. Si hay un problema, yo le escribo un papelito a San José y lo pongo en una estatuilla que tengo en mi habitación. Es la estatua de san José que duerme. ¡Y a este punto él duerme sobre un colchón de papelitos! Por eso duermo bien: es una gracia de Dios. Duermo siempre seis horas. Y rezo.
El pontífice reiteró que la Iglesia “ha nacido en salida y debe permanecer en salida” hacia lo que él llama “las periferias existenciales y sociales”. En el diálogo con los superiores, ante una pregunta sobre los casos de abusos sexuales, Francisco también aseguró que se trata de una “enfermedad”. Sostuvo: “Parece que de cuatro personas que abusan, dos fueron a su vez abusadas. Se siembra el abuso en el futuro: es devastador. Si están involucrados sacerdotes o religiosos, es claro que está en acción la presencia del diálogo que arruina la obra de Jesús a través de quien debía anunciar a Jesús. Pero hablemos claro: esta es una enfermedad. Si no estamos convencidos de que esta es una enfermedad, no se podrá resolver bien el problema”.
Por lo tanto, atención al recibir en formación candidatos a la vida religiosa sin comprobar bien su adecuada madurez afectiva. Por ejemplo: nunca recibir en la vida religiosa o en una diócesis candidatos que han sido rechazados de otro seminario o instituto sin pedir informaciones muy claras y detalladas sobre los motivos de su alejamiento”, recomendó.
Ante otra pregunta, Francisco también reiteró que para él son positivas las críticas: “a mi me gusta esto, siempre. La vida está también hecha de incomprensiones y de tensiones. Y cuando son críticas que hacen crecer, las acepto, respondo”, dijo. Confesó, finalmente, que para él las preguntas más difíciles suelen ser las que le hacen los jóvenes, no los religiosos: “los jóvenes son caraduras y sinceros y te preguntan las cosas más difíciles”.