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Washington, Estados Unidos, abril 21 de 2017
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ordenó ayer al Departamento de Comercio que lleve a cabo una investigación para determinar si las importaciones de acero, particularmente las procedentes de China, son una amenaza para la seguridad nacional, en línea con sus promesas proteccionistas.
En un acto en el Despacho Oval, Trump firmó un memorándum relacionado con el artículo 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que otorga al Presidente estadunidense autoridad para fijar barreras o aranceles a las importaciones de ciertos productos por razones de seguridad nacional.
Amparado en esa ley, Trump pidió al Departamento de Comercio que inicie una investigación sobre si las importaciones de acero tienen implicaciones para la seguridad nacional, como paso previo antes de decidir qué medidas se pueden tomar al respecto.
Flanqueado por representantes de la industria siderúrgica, Trump comentó ante los periodistas que mantener la producción nacional de acero es algo “extremadamente importante” para la seguridad y la industria de defensa de Estados Unidos.
Trump también remarcó que el dumping (venta por debajo del precio del mercado) es un “problema tremendo” que está “minando” a la industria estadunidense.
Al respecto, en un encuentro con periodistas sin cámaras para ofrecer detalles de la investigación ordenada por Trump, su secretario de Comercio, Wilbur Ross, apuntó directamente a China y dijo que las importaciones de acero de ese país continúan creciendo, pese a que Pekín se comprometió a reducir su producción del metal.
Durante el mandato del expresidente Barack Obama, el gobierno estadunidense presentó varias quejas formales ante la Organización Mundial del Comercio por los subsidios que otorga China a ciertos productores de aluminio y acero, algo que, a juicio de Washington, ha saturado los mercados y reducido los precios a nivel global.
Al ser cuestionado por los periodistas en el Despacho Oval sobre el impacto que puede tener el memorándum en las relaciones con China, Trump dijo “no tiene nada que ver” con el gigante asiático, sino con el problema mundial que supone el dumping.