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Guatemala, Guatemala, abril 23 de 2017
El director de la cárcel de alta seguridad de Escuintla, conocida como “El Infiernito” y en la que están recluidos peligrosos pandilleros, fue asesinado el sábado a plena luz del día en esa localidad del sur de Guatemala.
José María Pérez Corado, de 50 años, se encontraba en sus días de descanso, según indicó el Sistema Penitenciario, que confirmó el homicidio. Murió baleado en plena mañana en el parque de Escuintla, y junto a su cuerpo quedaron un morral y una agenda.
“Laboraba desde hace 16 años, poseía plaza de guardia penitenciario, pero por su conocimiento y buen desempeño fungía como director y subdirector de centro”, dijo Rudy Esquivel, vocero del Sistema Penitenciario (SP).
La Policía Nacional Civil (PNC) indicó que los hechos tuvieron lugar esta mañana, a las 09:45 hora local, en el parque central de la cabecera departamental, donde se localizó el cuerpo sin vida del funcionario con dos disparos.
Según las primeras investigaciones, los responsables de este crimen son tres individuos que huyeron del lugar en una moto de color blanco, por lo que los agentes están rastreando el área para capturarlos.
El centro penitenciario “El Infiernito”, de máxima seguridad, alberga a 267 reclusos de alta peligrosidad social y se caracteriza por el fuerte calor y el hacinamiento de reos.
El 13 de marzo se conoció que los internos habían solicitado al director del SP, Nicolás García Fuentes, cambiar al director de dicho penal.
Los reos, según documentos a los que los periodistas tuvieron acceso, exigían mejorar el ingreso de los siguientes aparatos electrónicos: tres lectores de DVD, seis televisores de 24 pulgadas, seis juegos de bocinas para cada televisión y cuatro ventiladores de tipo industrial. Según ellos esto ya había sido autorizado por García Fuentes.
En el penal de Escuintla se encuentran recluidos varios pandilleros del Barrio 18. Entre marzo y abril, integrantes de dicha organización se amotinaron en una correccional de menores y mataron a cuatro custodios. Luego de que las autoridades retomaran el control, las pandillas atacaron patrullas y sedes policiales en todo el país y dejaron tres agentes muertos.