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Mérida, Yucatán, México, diciembre 17 de 2020
Químicamente, el Dióxido de Cloro es un GAS, formado con dos moléculas de Oxígeno y una de Cloro, y cuando está diluido en agua, se le conoce como solución de dióxido de cloro, o CDS, normalmente a tres mil partes por millón, y no hay que confundirlo con el hipoclorito de sodio (lejía) como de manera dolosa lo hacen algunos de sus detractores, alertando de que es tóxico y nocivo para la salud, explica Marco Pérez Valtier, director de Econometria Aplicada, S.C.
En un artículo publicado por EL FINANCIERO, expone que la gran polémica que ha desatado el uso de este gas, como remedio para recuperar a pacientes infectados por el Covid-19, así como la abierta oposición por parte de la mayoría de la comunidad médica, así como de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS), argumentando que el dióxido de cloro se usa para blanquear papel (cosa totalmente errónea que demuestra su ignorancia) y que su ingesta es un riesgo para la salud, lo cual afirman sin proporcionar pruebas ni fundamento científico alguno, reticencia que solo puede ser explicada con base a los fuertes intereses económicos involucrados.
“Si bien la COFEPRIS señala en su comunicado del 23 de Julio de este año, que no ha otorgado ningún registro sanitario a medicamento alguno que contenga dióxido de cloro, la explicación es sencilla y contundente, ya que este GAS, no es MEDICINA, ni SUPLEMENTO ALIMENTICIO, razón por la cual NO OCUPA ningún registro ni autorización sanitaria de su parte”, asevera el maestro en Economía y Finanzas Públicas por la Universidad de Winconsin-Milwaukee.
En cuanto a la posible “Toxicidad” del dióxido de cloro, Marco Pérez explica que NO EXISTE NINGÚN CASO DOCUMENTADO NI COMPROBADO DE TAL EFECTO NOCIVO PARA LA SALUD e incluso hay un ofrecimiento público, por parte del empresario Pedro Luis Martín Bringas, quien ofrece 10 millones de pesos a quien pueda demostrar la “Toxicidad” del dióxido de cloro, sin que a la fecha, esta generosa oferta haya sido aprovechada por ninguno de los detractores del CDS.
“Es tal la embestida de las autoridades sanitarias contra el uso del CDS, que cuando se hizo público que un médico de Querétaro, el Dr. Manuel Aparicio Alonso, había instalado un pabellón Covid en su clínica, donde estaba tratando con CDS a pacientes infectados, con un éxito total, y sin ningún fallecido, dicho pabellón fue clausurado por las autoridades sanitarias por no seguir los protocolos aprobados por el sector salud, sin importar los resultados comprobables del éxito del tratamiento”, mencionó.
“Esta actitud hostil y combativa contra el CDS, por parte de las autoridades sanitarias, y de muchos médicos, sin importar la creciente evidencia de la eficacia de esta solución, solo puede ser explicada si entendemos que el uso generalizado del dióxido de cloro, afectaría considerablemente la venta de fármacos y significaría un gran descalabro económico para estas compañías transnacionales tan poderosas, ya que el costo del CDS es ínfimo, menos de tres pesos por litro de solución ya preparada para ser ingerida durante el día, mientras que el costo del fármaco Remdesivir supera los $50 mil pesos”, destacó el también asesor de la bancada del PRI en el Senado de la República.
“Afortunadamente, cada vez se suman más adeptos al CDS y se acumulan más casos de experiencias favorables de pacientes que han sido recuperados del Covid, e incluso en Países como Bolivia y Ecuador, sus gobiernos han autorizado de manera oficial el libre uso de este gas para fines terapéuticos”, apuntó.
A nivel mundial recordó que ya existe una Coalición para la Salud y la Vida, (COMUSAV) integrada por más de 40 Países, donde México ya está debidamente representado, y trabajan constantemente en aportar mayor evidencia científica en favor del uso del CDS, así como capacitar a la gente a producir en casa su propio CDS, y difundir el uso correcto del producto, no tan solo para combatir el Coronavirus, sino para muchos padecimientos más.
“Al ingerirse la solución con dióxido de cloro, el gas se libera y sus moléculas de oxígeno se incorporan al organismo, iniciando un proceso de oxidación que elimina virus, bacterias y cualquier patógeno dentro del cuerpo, quedando como residuo un minúsculo granito de sal común, por lo que el alegado efecto “tóxico” de ingerirlo, es totalmente falso. Si nuestras autoridades sanitarias aprobaran y promovieran el uso del CDS de manera generalizada, no solo se vaciarían los hospitales, sino que ya no habría más defunciones originadas por las complicaciones ocasionadas por este virus, y toda la sociedad y la economía podrían volver a la normalidad previa a la pandemia, y no a la “nueva” normalidad alterada que padecemos”, puntualizó.
Dijo que también, debería proporcionarse a todos los empleados en sus centros de trabajo, y se “blindarían” contra cualquier contagio, y las actividades económicas podrían operar normalmente sin riesgos sanitarios, y se apoyaría verdaderamente la recuperación económica que tanto necesitamos.
“Obviamente, como el dióxido de cloro en solución debe pasar por un proceso de “fabricación” con protocolos específicos para obtenerlo a una concentración de tres mil partes por millón, para quienes no lo produzcan en casa, las autoridades podrían certificar que éste haya sido procesado con los protocolos y la calidad requerida, para garantizar sus óptimos resultados, y proteger a los posibles consumidores de productos que no cumplen con las especificaciones requeridas. El CDS podría apoyar a una rápida y duradera recuperación de la economía. Nuestras autoridades sanitarias tienen la palabra”, sentenció.