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Ciudad de México, México, diciembre 12 de 2020
Personal de enfermería del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) destacó que a casi un año del inicio de la pandemia de Covid-19 en México, no sólo enfrentamos cansancio físico y emocional, también hay tristeza y frustración ante la indolencia de la población, porque siguen abarrotando las calles y plazas, mientras en los hospitales ya no hay espacios para más pacientes.
En entrevista con La Jornada, indicaron que ante la alta tasa de ocupación hasta en camillas se atiende a pacientes en las áreas de urgencias. Ya no hay más personal médico y de enfermería, simplemente no nos damos abasto.
En la mayoría de los hospitales, dijeron, estamos saturados desde hace un mes, nos llegan pacientes muy graves y ves su desesperación, te dicen que hasta quisieran regresar el tiempo para cuidarse más. Es muy demoledor.
Denunciaron que las instalaciones también enfrentan deterioro. Tan sólo en el Hospital General de Zona (HGZ) número 30, en la alcaldía Iztacalco, dejó de operar el único elevador que da acceso a las áreas limpias de los pabellones Covid, por lo que las enfermeras deben ponerse los equipos de protección personal en las escaleras; también se han adaptado tomas de oxígeno para enfermos intubados, ante la carencia de más conexiones.
“En mi piso –narró una de las enfermeras, quienes pidieron el anonimato– tenemos cinco conexiones adaptadas, porque somos un hospital reconvertido para la atención de Covid-19, y no todos los pisos tenían condiciones para instalar ventiladores mecánicos, además de que es una infraestructura que ya tiene un deterioro, por lo que hemos señalado que no garantizan un aporte adecuado de oxígeno al paciente.”
Las enfermeras que atienden a pacientes críticos de Covid-19 en el HGZ-30 destacaron que el director del nosocomio, Carlos Eduardo Montes Nieto, no ha dado una solución al problema del elevador que suele descomponerse, y que nos sirve como acceso al área limpia donde nos colocamos los equipos de protección personal, pero al estar descompuesto el ascensor tenemos que entrar al piso Covid por el área sucia, donde están los equipos y la ropa que ya se usaron en otros turnos.
El personal de salud, agregaron, hemos dado el mejor de nuestros esfuerzos, pero sales de la guardia deshidratada, cansada, con hambre y ves a la gente en la calle sin cubrebocas, sin cuidarse y te da una tristeza, pero también coraje y frustración, porque es muy duro ver a tus compañeros caer enfermos y aun así, sin recuperarse del todo, regresar a trabajar, para que la gente salga a comprar cosas que no son indispensables.
“Te da mucha impotencia verlos en la calle –afirma una enfermera del pabellón Covid–, a veces uno quisiera traerlos para que vieran a los pacientes, que sientan el peligro que corre su vida al exponerse de esa manera. Ojalá valoraran que la salud es el mejor regalo”.
Destacaron que debido al crecimiento constante en el número de hospitalizaciones, operación central está dando indicaciones para abrir más camas, hasta 16 para algunos pisos, cuando ya no hay personal de enfermería ni médicos.
Sabemos que es una emergencia sanitaria, indicaron, pero no podemos aceptar un número constante de enfermos que al final no podrán ser atendidos. Estamos al límite máximo, esa es nuestra desesperación con quienes aún creen que esto es una simple gripa, cuando lo que estamos viendo es una enfermedad que te puede matar en unos cuantos días. (Con información de Laura Poy Solano/La Jornada).