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Mérida, Yucatán, México, 06 de junio de 2023
Un estudio publicado la semana pasada en la revista “Nature” pone por primera vez “límites seguros y justos” para la salud del planeta. Los científicos responsables del estudio integrantes de la llamada ‘Comisión de la Tierra’ (‘Earth Commission’, en inglés), advirtieron que el peligro no viene solo por el cambio climático sino que han identificado otras cuatro áreas relacionadas entre sí que también deben ser vigiladas: biodiversidad, calidad del agua dulce, fertilizantes y contaminación del aire y han detectado que en la mayoría de ellos ya se han superado los límites aceptables.
“Los resultados de nuestro control de salud son bastante preocupantes: ya se han transgredido varios límites, a escala global y local. Esto significa que, a menos que ocurra una transformación, es muy probable que los puntos de inflexión irreversibles y los impactos generalizados en el bienestar humano sean inevitables. Evitar ese escenario es crucial si queremos asegurar un futuro seguro y justo para las generaciones actuales y futuras”, explicó el profesor Johan Rockström, uno de los autores del trabajo y director del Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam.
Si la humanidad tomara la decisión de dejar de usar alimentos basados en proteína animal, el problema del calentamiento global comenzaría a ceder en forma orgánica de inmediato. Se usa carne de res, cerdo, pollo o pescado y los derivados, como lácteos y harinas de proteína, porque SE CREE que la proteína animal es “necesaria” para la alimentación humana.
El caso es que NO ES NECESARIA. Si se modifican los hábitos alimenticios del ser humano y se cambia a uso de solo proteína vegetal, una área del tamaño del continente africano quedaría totalmente liberada para el resurgimiento de la flora y fauna que se ha perdido.
Cuando se habla en el estudio de ´Nature´ del uso de fertilizantes como contaminantes del planeta, se está mencionando lo que es necesario para producir proteína animal: se siembran campos de productos vegetales (recordemos que hoy está de moda la soya), y se usan estos productos como alimento para los animales que el humano decidió que les servirán de alimento.
Lo que hay que entender es que si esos cultivos, como la soya, se usaran como alimento directo para el humano, menos de 20% de las áreas hoy en uso serían necesarias, liberando más de 80% de las áreas para que se regeneren flora y fauna que se han perdido, provocando buena parte del calentamiento global.
Los niños humanos nacen con gran atracción para frutas y verduras; devoran estos verdaderos alimentos. Pero la melindrocidad comienza a partir de que se les añade proteína animal. Los niños naturalmente tratados, sienten una atracción sana hacia frutas y verduras y, algunas veces, rechazan los trozos de cadáveres que se les comienzan a dar: el “huevito”, “pollito”, “pescadito”, etcétera., son cursis diminutivos que solo esconden la crueldad que está por detrás de la pésima creencia de que necesitan esos alimentos. Pues NO LOS NECESITAN
Es una vergüenza que se tenga que reaprender lo básico de la nutrición hoy, al tratar de hacer correctamente las cosas con el alimento para los niños. Todas las enfermedades crónicas, sin excepción, son producto del uso de proteína animal. El azúcar no es la causante de la diabetes, sino solo “avisa” que algo anda mal en el proceso para que se le absorba. El endurecimiento de la cubierta de las células de los músculos es producto del uso de proteína animal en quienes tienen un ADN que solo sabe responder así.
Ya es hora de entender estas cosas y de dejar de andar con rodeos. Todo lo que aquí comentamos es producto de años de comparar estudios que muestran unas y otras cosas. Es necesario entender que al usar exclusivamente proteína vegetal como alimento, hay que REAPRENDER la forma de alimentarse.
Quien esto escribe decidió hace casi 12 años que jamás volvería a usar proteína animal como alimento. El documental “Forks Over Knives” fue de gran ayuda para entender lo mal que estamos haciendo las cosas en lo que tiene que ver con alimentación. Ese día eché a la basura todo lo que el refrigerador y polvos (whey) contenían. No, no lo regalé a nadie: ¿por qué regalar a alguien algo que uno jamás usaría?
Siempre en estos artículos sobre el calentamiento global, falta el tema de cómo incide la costumbre alimentaria en el calentamiento global. Es como un “tema sagrado”: no se puede mencionar: “shuuuuuu, no digas nada; se pueden asustar; mejor que sigan echando a perder sus vidas, las de los animales condenados a morir y la vida del planeta…” ¿Les parece lógica esa actitud de silencio?
Las especies que hoy solo existen para proporcionar proteína animal tendrán que reintegrarse en forma orgánica a la evolución con todas las demás. Pero el planeta se recuperará mucho más rápido si todos los días dejamos de hacer lo que realmente lo está dañando. Si todos los barcos, aviones y vehículos dejaran de usarse, se disminuiría el calentamiento global en 15%, máximo; si dejamos de hacer todo lo que se requiere para alimentarnos de proteína animal, el calentamiento global disminuirá de 80 a 85%. Entiendan esto. No no queda mucho tiempo.