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Mérida, Yucatán, México, 21 de junio de 2023
Vecinos indignados por la muerte de Iker, un niño chiapaneco que pedía limosna en las calles del norte de la ciudad de Mérida, cerraron varias calles exigiendo justicia para el menor atropellado y muerto hace unos días.
El niño de origen indígena, tenía siete años de edad y fue atropellado mientras hacía malabares en un crucero por una mujer,que se dio a la fuga el pasado martes y quien después fue ubicada. Vecinos de rumbos cercanos, cerraron el cruce de la Av. Líbano y Av. Dr. Fernando Elías Dájer en la colonia México Norte, a unas calles de donde ocurrió el atropellamiento.
La Secretaría de Seguridad Pública (SSP) informó que, a través de la Policía Estatal de Investigación (PEI) y en coordinación con la Fiscalía General del Estado (FGE), continuó con las investigaciones para el esclarecimiento del lamentable hecho.
Ante la presión social, las autoridades realizaron la noche del martes, un operativo en varios predios del centro de la ciudad para rescatar a niños y niñas que se encontraban en peligro, víctimas de una presunta red de explotación y abuso infantil.
En este tema, es preciso comentar que estas personas ya sean niños, com en este caso, mujeres o adultos mayores, buscan la manera de obtener dinero, porque efectivamente, alguien está detrás de ellos y los utiliza como “máquinas humanas” para hacer espectáculos en la calle y así recibir de los que los ven, alguna limosnas.
Parece muy cruel decir que si la gente nunca diera una limosna en las calles a estas personas, este tipo de negocio no existiría porque dejaría de serlo.
Lo digo y casi tiemblo de miedo, porque hay personas que utilizan poco el cerebro y muchas veces solo usan la parte del cerebro que se encarga de las emociones, en vez de concentrarse en el núcleo del problema. Desde luego que se trata de seres humanos pequeños que están sufriendo las consecuencias de un sistema implacable, que provoca que se conviertan en “máquinas humanas” de sufrimiento para que quién haga negocio con ellos.
Sí nos vamos tras las personas que están haciendo negocio con estas personas, al no poder ya dedicarse a ello, van a escoger otros igual de ilícitos como la extorsión y el secuestro o la venta de sustancias prohibidas.
Vemos que se trata de una solución muy difícil. Tenemos que replantearnos que si no somos capaces como sociedad de generar empleo suficiente para todos, tenemos que buscar la manera de que esas persona que se quedaron sin empleo, no se conviertan en “carne de cañón” para explotadores, tipo de “empresa” como la limosna en las esquinas de las calles urbanas.
De nuevo, en esta situación la demanda genera la oferta y si esta oferta es aceptada, la demanda continúa. En este caso, quienes observan a estas personas pedir dinero, se vuelven suaves en su actitud; les da pena y tristeza y hasta se sienten culpables al ver a estos niños, mujeres u ancianos, pidiendo limosna en las calles haciendo malabarismo o solamente pasando a pedir una moneda ante su precaria situación.
Esa terrible pena y tristeza que les da por lo cual otorgan algo a manera de caridad, hace que la oferta de ese producto: personas pidiendo caridad en las calles, continúe existiendo.
Como sociedad, necesitamos encontrar otra manera de atender a toda esta gente que no tiene cabida en los empleos regulares y sostengo que uno de los mayores problemas, es una deficiencia en el sistema escolar general por falta de maestros con pasión por la enseñanza. La actividad de la docencia no puede verse como un empleo más sino como un empleo especial que requiere pasión por parte de quien lo acepta y ejerce. Por su parte, todo el aparato gubernamental que se encuentra en torno a los empleados de la educación tiene que ser casi del tipo de los monasterios.
Como siempre, para que la sociedad despierte y diga: “esto está terrible” y haga algo al respecto, tiene que darse algo fatal como la muerte de un niño como en este caso el pequeño Iker, de apenas 7 años de edad.
Me parece perfecto que sea la sociedad la que levante la voz y denuncie porque de esta forma hace la parte que le corresponde señalando donde está el delito y pedir que persiga sin descanso. No obstante, en todo momento de este proceso tenemos que mantener la visión clara de que, prohibir, prohibir y prohibir no resuelve nada. Mientras estemos prohibiendo solamente surgen más personas dedicadas a delinquir porque somos una sociedad deficiente e incapaz de resolver un problema subsistencial para todos.
Necesitamos educación, educación y más educación de mejor calidad y “piso parejo” para todos los niños mexicanos de todos los niveles socioeconómicos. Si no hay calidad en la educación, continuaremos viendo cosas peores todos los días. La muerte de Iker es una pequeña parte horrible de la irresponsabilidad e incapacidad de innovar de nuestra civilización actual.
Estamos atorados en dos o tres modelos ideológicos que han demostrado ser completamente inútiles para incluir en su totalidad a los seres humanos pero, debido a la deficiencia innovadora que tenemos y a la actitud destructiva de todo lo que sea innovación radical, continuamos haciendo lo mismo una y otra, y otra y otra vez ,sin querer aceptar que haciendo lo mismo siempre los resultados van ser iguales: un fracaso.