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Con la recomendación de un lector fui a ver "El estudiante", película mexicana dirigida por Roberto Girault, un chavo que apenas debuta en esto del cine. La verdad es que la sorpresa fue muy grata, una cinta hecha con mucho cuidado y que ha tenido el acierto de ser bien distribuida. 100 copias, para un filme mexicano, son bastantes.
Es la historia de Chano (el genial Jorge Lavat), un hombre de edad madura que siente la inquietud de cumplir un sueño: estudiar la carrera de Literatura. Está casado con Alicia (Norma Lazareno) y lleva una vida tranquila jubilado. Motivado por una de sus hijas Chano se inscribe en la universidad y comienza a padecer los prejuicios por tener 70 años y querer seguir estudiando. Poco a poco, se ganará la estimación de sus profesores y compañeros.
En la escuela se abren audiciones para actuar en la obra "Don Quijote de La Mancha". La obra de teatro será el eje de los personajes y se establece un paralelismo entre la obra de Cervantes con el espíritu del filme. El filme aborda el choque de generaciones, acentuando las enormes diferencias entre Chano y sus compañeros. Es un relato sobre la inutilidad de los prejuicios y la capacidad de establecer lazos afectivos entre gente de diferentes edades.
Creo que una buena película debe tener siempre la capacidad de proponer discursos diferentes al resto de las producciones que se realizan a su alrededor. En este sentido, "El estudiante" tiene la gran cualidad de evitar los clichés del cine mexicano actual. No es la visión pesimista y atormentada de la sociedad, donde el mundo apesta y México más. Tampoco es la postura frívola que trata de copiar modelos estadounidenses inconexos con nuestra cultura y realidad. Es una cinta distinta que aborda una historia emotiva con personajes de una clase económica estable pero no lujosa. Personajes comunes, con vidas cotidianas, de esos que se encuentran en cualquier universidad.
El guión está escrito con mucho cuidado, sosteniendo meticulosamente el ritmo y dosificando las emociones con el humor. El escritor también es mexicano, se llama Gastón Pavlovich, y se nota su ardua labor al construir la historia. Algo que se agradece enormemente es la ausencia de insultos y mentadas de madre. No es que me asusten, simplemente ya se han vuelto excesivamente recurrentes en el cine mexicano y en ocasiones ni siquiera están justificados. He visto películas donde por muy rico y refinado que se presente un personaje siempre está hablando como si estuviera en la peor cantina de Tepito. Afortunadamente aquí no hay ese tipo de diálogos y está muy bien porque los personajes son todos gente preparada o con sensibilidad artística y no hubiese sido creíble otro tipo de lenguaje.
Un gran mérito de esta producción es que está hecha en Guanajuato, una muestra clara e inequívoca que se puede hacer cine -y del bueno- en provincia. Lo importante es la perseverancia y las ganas de levantar un proyecto. La factura es bastante buena y hay un uso muy estudiado de los recursos, lo que se traduce a emplazamientos correctos que se preocupan por la narrativa y no se dejan seducir por otro tipo de petulancias. La puesta en escena está dirigida al desarrollo progresivo de la historia y eso hace que todo fluya amenamente para el espectador.
Pero lo que más me impresionó de esta película, es la manera en que Girault consigue explotar las capacidades histriónicas de todo el elenco. Es impresionante. Y considerando que es un director que apenas inicia, el asombro es mayor. Todos, absolutamente todos están correctos. Tonos, diálogos e intencionalidad están en su justa medida. Que buen casting. Jorge Lavat extraordinario en el papel de Chano. Y Norma Lazareno, muy cuidada por el fotógrafo, da buena réplica a Lavat.
Mención especial es todo el elenco juvenil. ¿De donde sacó Girault a tantos chavos tan talentosos? Francamente no conocía a ninguno de ellos, pero están fantásticos. Gente bonita, sí, pero también buenos actores. Nada que ver con la gran cantidad de modelitos televisivos que histriónicamente no dan ni un golpe. Creo que en el terreno actoral está el punto más fuerte de "El estudiante".
La objeción que le pongo, y por lo cual no le doy la nota más alta, es que la historia hecha mano de muchos recursos melodramáticos. Ya ven, no es tan fácil escapar del cliché en México. Hay cierta moralina que no termina de convencerme y esa -para mí- es la piedrita en el zapato. La mojigatería empaña un poco el argumento, sin embargo ese tono melancólico al final medio compensa el asunto. Ojalá que el joven Girault siga haciendo cine y que Pavlovich siga escribiendo, considero que tienen un gran futuro. Tal vez no haya sacado un diez, pero al menos este estudiante aprobó la materia.
(Israel-Francia-Estados Unidos, 2007)
Como siempre Cinépolis es el único complejo preocupado por incluir cine de arte en su oferta semanal. En esta ocasión llega "La visita de la banda", dirigida por Era Kolirin realizador de origen israelí que ha ganado una enorme cantidad de premios por todo el mundo gracias a esta película. Comedia sobre una pequeña banda de músicos integrada por policías egipcios que termina perdida en una desolada ciudad israelí. La fascinación que este filme ha generado en grandes festivales es asombrosa. Premios en Munich, Sarajevo, Jerusalén, Tokio, Zurich y por supuesto en el Festival de Cannes y el de Montreal. Sin lugar a dudas, el estreno más importante de la semana. No hay pretexto para no verla ya que estará en Plaza Las Américas Altabrisa y Sendero.