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O, ¿se trata de algo más grave?
Lo cierto al caso es que la promesa de campaña sí fluyó hacia la población. Los ciudadanos, los niños y los jóvenes, todos, se fueron con la idea de que esta nueva "gobernadora" de verdad "era muy buena". ¡Imagínense! Donaría la mitad de su sueldo cada mes para una muy loable causa.
Aún no sabemos qué es lo que realmente está sucediendo. Lo que es un hecho es que el decreto no está siendo obedecido de acuerdo a lo que estipula. Ya sabemos que durante algunos meses el cheque de la gobernadora era depositado en esa cuenta —suponemos que endosado. Todo eso se puede probar. No hay problema en tal caso, aunque algunos abogados apretados —o jueces— quizás dirían que no se cumplieron las palabras de la ley.
Invitamos a nuestros lectores a seguir con responsabilidad este asunto conforme lo vamos desentrañando. Por ahora sólo hay una sospecha que puede ser perfectamente aclarada por los involucrados. Lea nuestras página 6, 14 y 15.
En la página 11 descubrirán, amables lectores, interesantes diálogos imaginarios, pero estrechamente vinculados con la realidad. Ningún diálogo tiene como base algún hecho que no se haya dado. Sí, los comentarios finales de los personajes son producto de la imaginación, pero, insistimos, son extensiones imaginables dentro de los hechos reales ya sucedidos.
Un alto porcentaje de jóvenes y adultos considera que tiene "derecho" a evadir la realidad con cierta periodicidad. Esta evasión la buscan en los antros: lugares dedicados a "vender evasión de la realidad". Para ello, la droga permitida es el acohol. Pero de éste hay por lo menos dos tipos que deben conocerse: el metanol y el etanol. El primero no es adecuado para consumo humano. Punto. Nada más que argumentar. El segundo es el único que debería estar presente en las bebidas que se expenden en los antros. Pero la realidad no es así. En nuestra página 16 analizamos el tema de las bebidas adulteradas. Sí, también son fórmulas para la "evasión existencial temporal" pero... ¡podrían ser para la evasión definitiva!
Todos tienen razón, pero, nadie tiene razón. Este asunto lo vemos como lo ha venido manifestando nuestro colaborador de temas financieros y empresariales —Ing. Manuel Mier y Terán, ahora en proceso de lanzar una convocatoria nacional— buscando una revolución fiscal, y no una reforma fiscal. Hemos visto que la reformas se quedan al margen de lo que realmente se requiere.
En esta ocasión, según Carstens, esta "reforma" le proporcionará al ejecutivo federal recursos por casi $140 mil millones para el año 2010. Y ese dinero provendrá de la extracción de unos pesos más por cada habitante o empresa en el país participante de la economía formal. O sea, los mismos de siempre.
Existe la excepción para los informales, en caso de que decidan depositar su efectivo —cosa que tendrían que hacer para cumplir con sus pagos para comprar lo que venden. Ese 3% que se le entregará en forma directa al erario federal cuando los depósitos sumados —en varios bancos, inclusive— de una sola persona, excedan la cantidad $15,000, es a cuenta de los demás impuestos que el contribuyente habría de pagar. Pero sólo puede aplicarse durante el ejercicio en cuestión. Pasado el ejercicio, el IDE pagado antes, se pierde, se esfuma, se convierte en un impuesto más. Digamos que, para capturar a los informales, hay que perjudicar un poco más a los formales.
La realidad permanece: el sistema fiscal mexicano es complejo. Al pagar, el contribuyente queda flotando en la incertidumbre porque puede siempre "írsele algo", que puede convertirse en multas y más pagos.
Desde el sexenio de Fox se hablaba de atender a los marginados. Calderón solicitó 2% sobre compras generalizadas sólo para ese rubro. El congreso —en su mayoría priista— se lo rechazó. Claro, los gobernadores quieren disponer de los impuestos... Creemos que el IVA generalizado de 10% habría sido lo más saludable, pero hay mucha demagogia en torno al tema, que está muy lejos de haberse agotado.