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Digan lo que digan, con todo y sus encuestas que les otorgan una amplia ventaja en la intención de voto en Mérida, los priistas andan muy preocupados y vaya que tienen motivos para eso: el buque esta haciendo agua y ya es inocultable.
No hablo por hablar: es un hecho que la mala administración y la quiebra financiera del gobierno estatal que han llevado al gobierno del estado a la necesidad del endeudamiento, los desatinos de la gobernadora y su corte, sus ausencias frecuentes y por ende, el evidente divorcio de la realidad del estado y de sus habitantes, los excesos, los abusos, la prepotencia, el manejo clientelar de las instancias de gobierno, la falta de coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, los escándalos privados que han trascendido al ámbito mediático, todo ello ha conducido fatal e inevitablemente a una drástica baja en la popularidad de la gobernadora y su administración, estimada entre un treinta y un cuarenta y cinco por ciento.
Por supuesto que los priistas no van a quedarse cruzados de brazos ni a cejar en sus objetivos: van a intimidar, sugerir, intrigar, interesar, corromper, atraer a quien lo permita por todos los medios a su alcance: mediante la seducción o la amenaza. Vendrán las persecuciones hacia quienes no se presten a sus designios, a los hombres y mujeres dignos que no se dejen manipular ni cedan al chantaje. Lo sabemos. Por eso precisamente y como medida desesperada, la gobernadora invadiendo la órbita de acción municipal, se lanza con todo sobre de las comisarías, pensando en valerse de la necesidad de sus pobladores para granjearse su voluntad o para vencerla. Por eso milagrosamente, aparecen encuestas que dan la ventaja al tricolor, en frenético afán por levantar la moral de sus partidarios que ven caer en picada francamente la popularidad de quien los acaudilla. Para ellos la historia se ha mantenido estacionaria y la época de los caciques aun esta vigente.
No tarda en iniciar la guerra sucia, la campaña de descalificación de los abanderados de Acción Nacional, orquestada desde palacio de gobierno y con el coro de toda la prensa vendida y las plumas a sueldo, esgrimidas por gente sin dignidad y carente de principios.
Lo sabemos: están desesperados e intentarán de todo. No podemos permitirnos creer en sus mentiras e información distorsionada, no podemos alejarnos de la gente, los meridanos deben vernos fuertes y unidos, como opción viable de gobierno, debemos recuperar nuestros valores y la mística de siempre, la que nos ha permitido remontar las máximas adversidades y triunfar contra todos los pronósticos. Se terminó la espera: es hora de pelear. Ciudadano: ¡Si amas a Yucatán, vota por el PAN!