México (7 de septiembre).- Un día en el metro observe una escena que me lleno de horror. Atrapados en el túnel sin posibilidad de escape -o aire puro- hallábamonos varios chilangos que, sorprendidos, miraban con cara de incredulidad la misma escena que yo: una niña de no más de tres años que lloraba inconsolable y hacia tremenda rabieta mientras le exigía a su madre que le devolviera el Internet para seguir jugando en su smartphone.

Su madre -un tanto desesperada por cumplir el capricho y un poco más harta por todo el ambiente tenso que rápidamente escalo a su alrededor- no podía hacer más que decirle que dentro en esa situación no había posibilidad

No es necesario decir que la niña enloqueció al escuchar estas palabras de desaliento y se generó ahí mismo en el asiento reservado, una campal pelea entre madre e hija en donde la menor lloraba por la falta de Internet mientras que su mamá no hacia otra cosa que gritarle; quizás la señora pudo haber elegido entre jugar con su hija o contarle una historia, calmar su ansiedad de alguna forma, pero en su lugar opto por nivelarse a la edad de una niña de tres años y empleo los gritos como medio conector hacia ninguna parte.

El INEGI, a través de sus censos poblacionales, ha detectado el crecimiento de las tecnologías emergentes en el uso cotidiano, mientras que en el 2001 las personas reportaban tener computadoras, teléfonos celulares o acceso a internet en cifras menores al 27% de la población, actualmente se registra que estos ocupan ya el 80% de los hogares mexicanos y se espera que esto siga en aumento con los años.

¿Qué tan adicto eres a la tecnología?

Aún cuando este trastorno no se encuentra todavía en el DSM-V, tomaremos los mismos parámetros para decir que se considera adicción a partir del momento en que aquella conducta o sustancia perjudiquen alguna de las esferas primordiales de la persona, es decir, que haya comenzado a afectar su vida laboral, familiar o vinculativa.

Los adictos a la tecnología: Ponen como actividad prioritaria la utilización del objeto y pasan a segundo plano las situaciones que están ocurriendo en el mundo real y presente. Pueden estar en un cuarto lleno de gente y decidir socializar unicamente con su laptop o iPhone, estar en una cena familiar y no desatender ni un minuto su smartphone o dejar de lado actividades físicas o lúdicas con la finalidad de permanecer unido a un aparato tecnológico. -Dedican mucho tiempo a cualquier actividad que tenga relación con las nuevas tecnologías emergentes, pueden permanecer horas en tumblr, facebook, twitter o estar en constante uso de programas mientras desatienden al mundo externo.

-Han llegado a pagar facturas telefónicas más costosas de lo que se proponían en un principio, pues cada vez necesitan más datos y no ponen un límite para ello. -Utilizan los medios de la tecnología para gestionarlo todo, el contacto personal queda reducido al mínimo. -Caminan a todas partes con el aparato de elección, ya sea a la cocina, el baño, las clases, el trabajo, la cena familiar… nunca podrás ver a un adicto a la tecnología sin su juguete favorito.

Imagen obtenida por: Tumblr -En casos muy extremos, el adicto a la tecnología, falta al trabajo, se aísla y aleja de la familia o amigos, su uso indiscriminado de aparatos ha llegado a afectar todo contacto con la realidad e incluso pudo haber llegado a afectar su salud. Ante la pregunta más comúnmente realizada de si las nuevas tecnologías son un riesgo potencial para la adicción, la mayoría de expertos coinciden en señalar que dichas tecnologías no generan, por sí mismas, la adicción. Las personas con determinados problemas previos son las que más recurren a ellas y hacen un uso indebido de las mismas. Aquellos que se encuentran en situación de riesgo son quienes han crecido en un ambiente familiar poco propicio para su desarrollo o falto de un adecuado nivel comunicativo, suelen poseer una baja autoestima y tienden a huir de un mundo que les resulta hostil, refugiándose en las nuevas tecnologías.

A ello se une en muchos casos, la no aceptación de la propia imagen corporal, la baja autoestima, la inseguridad y otros factores, pueden hacer de las nuevas tecnologías un refugio ideal para proyectar ante los otros una imagen más ideal o incluso irreal de sí mismo para hacerla más atractiva según los vigentes cánones sociales.

Las nuevas tecnologías han abierto un campo de amplísimas posibilidades a todos los niveles, la mayoría positivas. Sin embargo, entrañan también riesgos. El problema no reside en la tecnología, sino, como ocurre con otros ámbitos, en el uso que hacen las personas de ella. Actualmente, hay todavía pocos estudios de naturaleza clínica, que nos puedan aportar información vital para una mejor comprensión de todos estos fenómenos, que siguen siendo relativamente recientes.