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México (1 de octubre).- Emilio Álvarez Icaza, secretario Ejecutivo de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), señaló que la visita de la Comisión, con el ánimo de hacer un diagnóstico de la situación de los derechos humanos en México, terminará este viernes.
“Nos hemos ya desplegado en distintas partes de la República Mexicana, estuvimos en Ayotzinapa, en Chilpancingo, en Iguala, en la entidad de Guerrero. Otra subdelegación estuvo en Monterrey y Coahuila, otra estuvo en Xalapa, otra en Villahermosa y casi en la frontera con Guatemala. Y una más se entrevistó ayer también con el Jefe de Gobierno del Distrito Federal; en total seis entidades se han visitado (…) justamente es el ánimo de hacer un diagnóstico de la situación de los derechos humanos en México”, dijo.
En entrevista con Ricardo Rocha, en “Fórmula Detrás de la Noticia”, Álvarez Icaza destacó que en este momento la Comisión no está investigando a exhaustividad en materia de defensa y protección el caso de Ayotzinapa, “lo está haciendo por conducto de grupo de expertos independientes y ellos son los que están determinando en términos del informe que han presentado. La reunión que tuvimos fue más justamente en el ánimo de la panorámica de derechos humanos, estuvimos en la escuela rural, en una reunión con padres, hermanos, familiares de los desparecidos”.
Agregó que todavía están esperando elementos más de detalle que le dé el sentido práctico al informe presentado por el Grupo de Expertos, porque lo que es un hecho es que a un año, no se tiene la certeza que se esperaría en términos de un caso tan dramático.
Álvarez Icaza sostuvo además que la imagen, la percepción y lo que se escucha de mucha gente en la visita es una tremenda impunidad, “hay un fenómeno de una disfuncionalidad del aparato de justicia, al menos así dicho por cientos de personas que hemos escuchado y que es realmente de alarma”.
Cuestionado si cree que están dadas las condiciones para que algún día se conozca la verdad sobre el caso Ayotzinapa, indicó que “no podemos construir otro horizonte, no sólo por un sentido mínimo de justicia y solidaridad con los padres, con los jóvenes desaparecidos, sino porque un país democrático no puede pintarse a otro horizonte que la justicia y la democracia. Y habrá que tener la altura, la seriedad, de enfrentar todos los obstáculos que se tengan en el camino”.