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México (8 de diciembre).-
Dos de cada 10 mujeres que enfrentan un proceso penal en prisión, están acusadas de tráfico de drogas. Les dicen “Las Mulas del Narco”. Son mujeres que por causas diversas —principalmente la necesidad o la ambición económica— se arriesgaron a transportar sustancias prohibidas, sin medir las consecuencias.
La mayoría son jóvenes, pobres y jefas de familia que vieron en el tráfico de estupefacientes la posibilidad de remontar la escasez de recursos. No son parte de la estructura de los cárteles en sí, pero se les busca por su perfil discreto. Se les contrata por evento y llegan a ganar entre 2 mil y 5 mil pesos por cada “viaje exitoso”. Cuando son descubiertas con la droga en tránsito llegan a recibir entre 10 y 25 años de prisión.
Ya en la cárcel nadie se acuerda de ellas. Los que las contrataron para hacer el viaje de transportación de drogas, principalmente dentro del territorio mexicano, nunca más las vuelven a contactar. Pierden hijos y familia. En prisión tienen que sobrevivir haciendo lo que hacían en libertad: prestar sus servicios como sirvientas al mejor postor.
###SU ‘SALVACIÓN’
Ella siente que la cárcel la ha salvado. No sólo la retiró de la vida que llevaba, sino que está segura que ya no le permitirá regresar al desenfreno y la inconciencia en la que estaba. Mercedes Llanos Cárdenas asegura que su vida ha cambiado. Los cuatro años que lleva en prisión, de los siete que un juez le dictó como sentencia, han sido suficientes para acariciar la posibilidad de enderezar su destino.
A sus 24 años ella está segura del error que cometió al verse involucrada en el transporte de 5 kilos con 300 gramos de mariguana. Se encuentra recluida en la cárcel de Nayarit, donde con dolor le llegan los recuerdos de los días cuando Isidro, su pareja, la invitó a pasar una noche en su casa. Le dio un bulto que ella acomodó sin problema en el asiento trasero de su auto.
A ella le dieron siete años de prisión y a su pareja 14 años. Desde que los encerraronrompieron con su relación.
Mercedes Llanos estaba embarazada y no lo sabía.
###El AMOR
Teresa Anahí de Haro Galván tiene apenas 25 años. Ya cumplió cuatro años de prisión. Tiene una pena de ocho años por pagar. Le tocó saber de la muerte de su hijo de 7 años mientras ella estaba entre rejas, pero también entre rejas ya conoció el amor. Está enamorada de un interno que se llama Eduardo y no descarta la posibilidad de hacer una vida con él.
Es parca al hablar. La voz se le entrecorta cuando recuerda que a causa de la prisión no pudo asistir a su hijo en los últimos días de vida que tenía. El menor se llamaba Raúl Alexis y estaba enfermo de un tumor en la cabeza. Iba a cumplir 7 años cuando murió.
Teresa está enamorada de Eduardo, un reo al que conoció hace ya dos años. La cárcel la ha hecho dura. Por eso en su relación ni siquiera le ha preguntado a Eduardo cuanto tiempo tiene de sentencia ni los delitos por los que está. Tienen un pacto: cuando alguno de los dos salga, ira a visitar al otro por el tiempo que aún le quede de condena.
###EL DOLOR DE LOS HIJOS
A Yahaira Castro Bojórquez se le parte el corazón cuando habla de sus hijos. Hace años que no los ve, porque no quiere que sepan que ella está encerrada en la cárcel. Sus padres van a visitarla de vez en cuando y la ponen al tanto de las actividades que hacen sus muchachos.
Yahaira Castro es del municipio de Angostura, Sinaloa. Fue detenida en una casa de seguridad, a donde asegura llegó en busca de una amiga, solo que en esa casa estaba un grupo de hombres a los que asocian con una célula al servicio del Chapo Guzmán. Las fuerzas federales encontraron en el lugar armas, cartuchos y cerca de 27 kilos de cocaína.
El Ministerio Público dijo que la responsable de la portación de la droga hasta ese lugar fue Yahaira. Por eso el juez decidió darle una sentencia de 24 años con 11 meses de prisión. Ella niega que tenga algo que ver con las armas, cartuchos y drogas, pero en ninguna instancia del juzgado le han hecho valer su dicho.
###UN PROBLEMA
El problema que implica el fenómeno de “Las Mulas del Narco” ha ido en aumento en México en los últimos 5 años, dijo el investigador Roberto Ugalde Solorio de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), quien estima que el repunte se debe a la necesidad económica en que se ven algunas mujeres.
“Las viudas del narco, son las que pasan a ser mulas, cuando pierden a sus parejas. A veces es el mismo cártel el que les ofrece a estas mujeres la oportunidad de trabajo”.
Las cifras oficiales de la Comisión Nacional de Seguridad revelan que casi el 32 por ciento de las mujeres procesadas y sentenciadas por transportar droga en cualquier modalidad —principalmente pegada a su cuerpo— son indígenas, la mayoría de las veces sin saber hablar siquiera español.
Las indígenas presas por tráfico de drogas representan casi el 50 por ciento de la población total de mujeres de alguna etnia que actualmente se encuentra en prisión.